Monday, July 22, 2024

La Propaganda: El Veneno Más Letal a Cuentagotas para la Destrucción de Occidente


La palabra "propaganda" es posiblemente la que más he escrito en cada análisis que comparto con ustedes. Era menester detenerme a desglosar el significado; toca hacer un corte transversal a ese concepto, y exponer la suprema importancia que la propaganda juega en la batalla cultural.

Para comenzar, tenemos que aclarar cuál es la diferencia entre la "propaganda" y la "publicidad."

No estamos hablando de sinónimos, y tenemos que aclarar que la propaganda no siempre utiliza la publicidad para sus objetivos.

Para los que hemos vivido en Venezuela, recordemos los anuncios publicitarios a finales de los 70s y principios de los 80s, tanto en televisión como prensa escrita de diversas marcas de tabaco.

Las que yo más veía tenían siempre un escenario idóneo, una playa maravillosa. Hombre y mujeres jóvenes, muy bien parecidos, cuerpos tonificados, fumando a su antojo mientras veían una puesta de sol o celebraban su libertad con música alegre y movimientos sensuales.

En las revistas veíamos lo mismo, pero en imágenes. La felicidad inmóvil; las sonrisas impecables, y el cigarrillo impecablemente posado entre los dedos de las féminas que miran a sus compañeros con ojos risueños.

La publicidad qué nos muestra? Muy sencillo...

-Actores (que pueden ser o no ser fumadores) 

-Una puesta en escena iluminada a la perfección para invocar la tibieza de un ambiente playero

-Un guión que indica que los fumadores son personas alegres, simpáticas, seguras de sí mismas--y que fumar es una actividad que te hará sentir que tú también puedes vivir en esta apacible y divertida realidad.

¿Qué no nos muestra la publicidad en cuestión?

Hasta más entrado los 80s, el tabaco no había hecho saltar las alarmas de su alto contenido de drogas químicas. Para ser más concreta, 7,000 químicos, que al contacto con el calor, al menos 250 de ellos son perjudiciales para la salud.

Muy afortunadamente, las campañas antitabaco han podido exponer con muchísima efectividad que el vicio del tabaco es causante de varios tipos de cáncer más un gran número de problemas cardiovasculares.

En otras palabras, el fumar, sabiendo todo esto es, sin duda, un "deporte" de riesgo.

Las publicidades como el ejemplo que acabo de mencionar fueron prohibidas posteriormente, y en prensa escrita, los pocos anuncios que hay de consumo de tabaco tienen una franja en la página donde se advierten los daños causados por el uso de cigarrillos.

¿Qué busca la publicidad? Crear un montaje con las mejores técnicas de mercadotecnia, que habiendo hecho estudios previos para quienes sería dirigida la publicidad, la venta de un producto sea casi garantizada.

¿Qué busca la propaganda? Hacerte pensar que lo que ves en esa puesta en escena, eres tú, o puedes ser tú, si asocias el espíritu, la esencia de esa publicidad, con tus propias necesidades materiales o emocionales.

La publicidad es un instrumento tangible. La propaganda es etérea, es sensorial y tiene efectos sicológicos.

La publicidad es una de las mil maneras que tiene la propaganda de compartir, explicar, captar a una parte de la sociedad para hacerla consumidora bien sea de un producto o de una ideología. Y si nos vamos a los extremos, como haremos en breve, un régimen político o un nuevo orden mundial.

La palabra "propaganda" viene del latín "propagare," que significa expresar, compartir, expandir. Este concepto tuvo especial relevancia en el año de 1622, con un movimiento anti-reformista, conocido como "Congregatio de Propaganda Fide" (Congregación de la Propagación de la Fe) que tenía como meta el evangelizar y llevar el Catolicismo a las naciones con mayorías Luteranas.

Si hablamos de la Iglesia Católica, no podemos dejar de mencionar el extraordinario esfuerzo propagandístico de la antigua Roma, para introducir el Cristianismo, que por siglos había sido perseguido, y cuyas impensables torturas nos han llenado el santoral de nombres de mártires de estos tiempos.

El imperio Romano, sin duda alguna, se ha coronado como un gran ejecutor de las leyes de la propaganda, sobre todo en la época de Octavio y su conocida rivalidad con el general Marco Antonio. Pero, curiosamente, ya había vestigios del uso de propaganda en la época de Darío I de Persia, en el año 515 AC.

Y cabe volver a mencionar las artimañas de Genghis Khan que creaba su propia propaganda, exagerando sus propias proezas y su crueldad para abrirse paso en la conquista de territorios vulnerables.

Con el paso de los siglos, el uso de propaganda se ha visto empleado en un sin fin de ocasiones. Pero con la llegada del siglo XX, es que este concepto empieza a crear una especie de "kraken" ideológico con connotaciones no sólamente negativas, sino peligrosas.

Y es aquí donde introduciremos a una figura esencial en este análisis. Quizá, hasta ahora, el gran "padre" de la propaganda moderna: Paul Joseph Goebbels, mano derecha de Adolfo Hitler y Ministro de Propaganda del Tercer Reich desde 1933 hasta 1945, año en que Goebbels se suicidó junto a su mujer, Magda.

Para haber vivido sólo 47 años, su esperpéntico legado es quizá la biblia de todos los macabros elementos que han estado moldeando a nuestra civilización en las últimas décadas.

Goebbels no era ningún improvisado. Su trabajo estuvo inspirado en hechos históricos extraídos de Roma, de Vladimir Lenin y del polifacético y erudito francés Gustave LeBon, especialmente conocido por sus teorías de la sicología aplicada a grandes masas.

Goebbels no era un personaje que caía bien a los diferentes consejeros y aliados de Hitler. Pero el dictador bien que supo apreciar sus dotes, y como una "American Express" nunca salía sin él.

Curiosamente, con esta frase que he usado como analogía, hemos vuelto a fundir el arte de la publicidad y la propaganda.

Pero no nos desviemos del tema...

Joseph Goebbels es quizá uno de los "influencers" más conocidos de la historia. No le hicieron falta ni selfies ni redes sociales. 

Sin lugar a dudas, Goebbels podría ser calificado como un sicópata, aunque para este análisis no nos adentraremos en su condición mental, sino en su genio. Para su trabajo en el régimen tiránico Nazi, Goebbels diseñó 11 leyes para la implementación del aparato de propaganda que llevaría al Tercer Reich a doce años de infamia, destrucción y un pogrom judío, El Holocausto, que cobró seis millones de vidas.

De estos 11 principios, podríamos hacer análisis separados. Y es algo que merece la pena tener en cuenta...

Pero hoy me quiero concentrar en una de las leyes básicas, y quizá, en mi opinión la más efectiva de todas: la simplificación.

La página web "Psicología y Mente" (psicologiaymente.com) la define de la siguiente manera:

"Este principio se basa en la reducción de toda la complejidad de los distintos enemigos a una realidad muchísimo más discreta, desprovista de diversidad y muy fácilmente identificable. El propósito es infundir a todo lo que se opone a las propias ideas de un rasgo común y sencillo donde se reduzcan sus aristas hasta la misma caricatura. De esta manera, no existiría nunca una batalla contra múltiples antagonistas, sino una guerra en la que solo bregaría un sencillo contendiente: el mal, la brutalidad, la injusticia o la ignorancia."

La persecución a los judíos cumple con este concepto a rajatabla.

En 1938, un diplomático alemán, Ernst vom Rath, fue asesinado por un joven activista judío de origen Polaco llamado Herschel Grynszpan. Este crimen, para el naciente régimen Nazi, fue idóneo para comenzar a expandir el odio a los judíos. De este incidente Goebbels se las ingenia para que se vea al judío como el gran enemigo del espíritu alemán, y los "parásitos" que contaminaban la economía nacional.

Al poco tiempo después llega la infame "Noche de los Cristales Rotos," que resultó en la destrucción de 267 sinagogas, más de 7,000 negocios judíos y la deportación de unos 30,000 ciudadanos a distintos campos de concentración, dentro y fuera de Alemania.

Pero presten mucha atención, ninguna de las artimañas de Goebbels, hubieran podido tener tal éxito, si paralelamente, o simultáneamente, como quieran verlo, no hubiéramos tenido, en el caso de Europa, una población cada vez más desesperada, desahuciada y completamente ignorante.

La desviación moral de la Alemania pre-nazi es la que hace nido a la destrucción masiva, cruel, absurda y endemoniada con que se recuerdan los años de Hitler.

Para entender este proceso de degradación y paupérrima decadencia, no hay más que ver el film "Cabaret" de 1972, que pone al desnudo la situación de Alemania durante la República de Weimar y el rápido ascenso de los Nazis.

Para que la Alemania Nazi pudiera hacer todo lo que hizo en tan corto tiempo, tenemos que tomar en cuenta las riadas de dinero que le entraron de los países que luego entraron en guerra como los "Aliados." Ningún trabajo tan bien preparado y estructurado carece de financiación adecuada, y es aquí donde los Estados Unidos tendría que hacerse un buen examen de consciencia.

Si aceleramos en el tiempo varias décadas, nos damos cuenta de que el uso de propaganda ha llegado a dimensiones impensables. 

Veamos por qué...

El avance supremo de las tecnologías y la llegada del internet se lo ha puesto, como decimos vulgarmente "papallita," facilito, a quienes están deseosos de manipular a las masas para comprar, ya no un producto, sino una ideología. La ideología que conocemos como "woke."

Es tal el poderío de las cabecillas del universo "woke," y tan pesadas sus arcas de oro mal habido, que se ha hecho imparable la maquinaria, la locomotora de lo disparatado, para que una gran parte de nuestra población, en Occidente, se haya hecho usuaria y vocera de las ideas más absurdas y destructivas del planeta.

En este caso, el "pogrom" no se ha hecho en contra de una minoría, como el caso de los judíos (aunque es más que obvio que los "dictadores invisibles" son delirantemente antisemitas, pero este es otro asunto) sino que el odio y la diana se han puesto en los valores judeo cristianos, pilares de nuestra civilización tal y como la conocemos.

Para este éxito sin precedentes, es obvio que se ha hecho un trabajo de derretir y debilitar las mentes de la población, y con más ahínco las más jóvenes (incluyendo niños) con absolutas idioteces. 

Se asume, y para ello hay infinitos estudios sicológicos y de mercado, que la población actual tiene un coeficiente intelectual bajísimo, y se busca elevar sus niveles de ansiedad y de adrenalina al máximo, dando como solución, claro está, esa nueva manera de pensar que te dejará en la carraplana, pero tranquilo, que serás feliz.

Pero quién hace posible esta pandemia digital tan contagiosa y tan tóxica?

Para respuesta, hay una frase que se le atribuye popularmente a Mao Zedung (1893-1976), el dictador comunista Chino:

"Para controlar a las masas hay que controlar la propaganda. Para controlar la propaganda hay que controlar la academia, el periodismo y el entretenimiento."

Bingo!

Y qué vergonzosamente fácil ha sido cumplir con este cometido. Qué fácil le han llegado al precio a las tantas, tantísimas empresas, que en teoría, en una democracia, son instrumentos para el bienestar del pueblo!

¿Pero de qué nos quejamos, señores? Es que se lo hemos puesto fácil, puesto que no hemos, hasta el momento, creado una resistencia adecuada, precisa, contundente y bien cebada.

Si estudiamos de cerca, lo digo en serio, si estudiamos de cerca todas las peripecias del Tercer Reich, nos vamos a dar cuenta de que el régimen Nazi no era más que aire. Una cortina de humo donde se beneficiaron élites económicas y se llevó a un país como Alemania a una destrucción de la que posiblemente jamás se recuperen, y no me refiero en lo económico, ya que en este aspecto se supera con creces, sino moralmente.

El Ministerio de Propaganda, en 1941, llegó a recibir 187M de Reichmarks (moneda utilizada hasta 1948) y sólo podemos imaginar, ajustando la inflación hasta nuestros días, de la fortuna que estamos hablando, posiblemente billones.

Pero no nos vayamos tan lejos...

¡Acaba de saltar a los medios españoles que Pedro Sánchez ha decidido invertir en propaganda mediática la estrafalaria cifra de más de 2,500 millones de euros!

Tengamos en cuenta, por poner un buen ejemplo, que el Ministerio de Igualdad español es, claramente, un buen ejemplo de un ministerio de propaganda, tal y como lo habría ideado Goebbels, y fue una de las instituciones con más presupuesto de todas aquellas que ha traído el Sanchismo a la palestra.

Pero con todo el daño sicológico, moral, espiritual, y, por supuesto económico de toda esta propaganda mal intencionada y pulverizante, hay una masa de gente enorme que o hinca la rodilla, pidiendo su partecita del pastel, o ignorante hasta lo más hondo de su ser, permitiendo el tsunami letal que nos amenaza día si y día también.

Quiero concluir con la siguiente frase...

La propaganda JAMÁS, y me refiero al contexto nefasto en que la vemos utilizada hoy por hoy, será utilizada para fines benéficos, para la prosperidad, para la creación de abundancia. 

La propaganda se basa en la manipulación de la verdad. Su antónimo sería la verdad; hechos concretos; la luz. 

Pero no, vivimos en la era del teatro del absurdo. A un grado que haría sonrojar a Ibsen.

La propaganda oculta manipula, oscurece, confunde, destruye, acompleja, droga, y seduce...

Empecemos a sentirnos incómodos. Empecemos a captarla. La propaganda es como una araña que atrapa su sustento en una red finísima que a la luz se ve como un tejido angelical e irresistible, pero está creado para atrapar a un ser poco hábil al que le han de sustraer la sangre sin piedad.

A mí me gustan las arañas. No tengo ningún problema con ellas, pero sé que muchas de ellas podrían ser letales si dejo me alcancen.

¿Nos vamos entendiendo?

Para la victoria en nuestra constante e incansable batalla contra la infamia, y la destrucción de nuestra civilización, sólo tenemos que tener en cuenta una meta. Un objetivo:

Ser absolutamente inmunes al canto de sirena de la propaganda. Vacunarnos contra la ignorancia y que todo aquello que ose destruirnos, nos sepa enemigos sin cuartel, para hacerlos caer en la ignominia extrema que merecen.

San Pablo, en La Epístola a los Efesios (6:10-18) nos deja el siguiente verso, universal y preciso para nuestros tiempos:

"Protéjanse con la armadura de Dios...Porque no luchamos contra gente como nosotros, sino contra espíritus malvados que actúan en el cielo. Ellos imponen su autoridad y su poder en el mundo actual...¡Manténganse en estado de alerta, y no se den por vencidos. En sus oraciones, pidan siempre por todos los que forman parte del pueblo de Dios."


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