Tuesday, March 12, 2024

Las Claves de los Fundadores de Estados Unidos Para La Reconquista de la Esencia Americana



"Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad. La prudencia, claro está, aconsejará que no se cambie por motivos leves y transitorios gobiernos de antiguo establecidos; y, en efecto, toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a padecer, mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia aboliendo las formas a que está acostumbrada. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo objetivo, demuestra el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber, derrocar ese gobierno y establecer nuevos resguardos para su futura seguridad."

Quisiera, como preámbulo a este análisis que todos leamos con sumo cuidado y con respeto las líneas que he copiado con anterioridad. 

No es común encontrarnos con tal solemnidad y tanta contundencia. Pero estas palabras son, sin lugar a duda, las que sellan la identidad e integridad de los Estados Unidos de América.

Como no podía ser de otra manera, estas letras fueron redactadas en tan solo 17 días por Thomas Jefferson, y fueron firmadas por él y 55 extraordinarios hombres el 4 de Julio de 1776.

Es el Acta de Independencia donde se le deja claro a Inglaterra y su Corona, que ya no somos sus colonias. Somos hombres y mujeres libres que estamos decididos a defender y a cuidar nuestros derechos frente a cualquiera que pudiese causar daños y perjuicios a nuestra nación.

Esta acta hoy está exhibida en Filadelfia en el mismo lugar donde fue firmada. Este documento inspiró a la Revolución Francesa y los catedráticos que arriesgaron su vida y su bienestar por nuestra república, hoy más que nunca han de seguirnos recordando que ese sacrificio no ha sido en vano.

Hay una película que recoge este sentimiento desde la raíz, y la quiero recomendar ampliamente. Se llama "National Treasure" (Tesoro Nacional) protagonizada por Nicholas Cage, Diane Krueger, Sean Bean y el primer actor Jon Voight. Está dirigida por Jon Turteltaub, muy conocido por su film de 1993 "Cool Runnings" donde se recuerda al equipo de Jamaica que causó sensación en las Olimpíadas de Invierno de 1988 con la competencia de trineo articulado. Pero ese es otro tema para otra ocasión.

Volviendo a "Tesoro Nacional"...

Este año se cumplen 20 años de su estreno en el 2004, y quizá, es más que propicio volvernos a deleitar con su trama, que si bien es ficción, claro está, nos llena de entusiasmo y nos propone seguir estudiando las fascinantes anécdotas de nuestros Padres Fundadores.

La película es un homenaje, muy específicamente a Benjamin Franklin, y el protagonista, Cage, lleva el nombre de Benjamin Franklin Gates.

Ben Gates, sus amigos y cómplices provienen de una línea familiar muy cercana a los Fundadores, y han cultivado una reputación de ser conspiranoicos. Pero Ben hace caso omiso a lo que se pueda pensar de él y continúa su peligrosa misión.

En el film, el Acta de Independencia está escondiendo un mapa que, después de innumerables claves  ocultas a lo largo de ciudades como Filadelfia y Boston, conducen a un extraordinario tesoro que se ve amenazado por una banda de malhechores británicos, que buscan la gloria para sí.

Gates, en cambio, sabe que este tesoro le pertenece a América y a sus ciudadanos, y así lo hace entender a las autoridades que por supuesto no pueden creer que estos aventureros se pudieran atrever a robar el documento más sagrado de nuestros archivos.

Veinte años después de su estreno, la simbología y la iconografía de este film toma dimensiones impresionantes, porque vivimos en tiempos donde la amenaza que ha caído sobre los Estados Unidos podría ser tan destructiva y tan radical, que podríamos perderlo todo.

Y todo significa, todo: nuestra democracia, nuestra identidad como país y nuestra posición ante el resto del continente y del mundo.

De a poco nos roban nuestro orgullo de ser americanos. Con inquina nos empobrecen nuestras arcas tanto de oro como de moral, y ya, como tiro de gracia, hemos dejado que nuestras fronteras sean la alfombra roja para que 10 millones de ilegales hagan toda clase de desastres en los llamados "estados santuarios" donde en nombre de la "inclusividad" y la "oportunidad" se han visto dispararse los índices de crimen y delincuencia.

El fragmento del Acta de Independencia que he compartido al principio fue extraído de la película, ya que el guión de ésta parte de tan rotundo manifiesto: Cero buenismo. Cero miramientos. Es una cruzada. Y la cruzada de las que nos avisaban nuestros Padres se ha manifestado en esta segunda década del siglo XXI, 248 años después de que los dedos de sus firmantes destilaban tinta y sangre por construir la nación de sus sueños.

Como pequeño dato les digo que el texto original de la Declaración de Independencia sólo estuvo legible por 100 años. Ahora es un pergamino completamente borrado, pero que traspasa el tiempo y cuyas palabras debemos escribir en nuestro corazón por toda una eternidad.

Para rescatar nuestra esencia, un auténtico tesoro nacional en toda regla, debemos conocer a los verdugos y las víctimas.

Empecemos por decir, que de igual modo que nuestra hazaña de hace dos siglos y medio inspiró a Francia, e incluso, a las Guerras de Independencia en el siglo XIX, nuestra cruzada ha de aplicarse sin demora a todo Occidente y a toda nuestra civilización.

Ya que hemos mencionado la crisis migratoria que nos preocupa sobremanera, hagamos nuestra primera parada allí, en Eagle Pass, al sur de Texas, donde se han visto cruzar ilegalmente a millones de hombres y mujeres tanto de América Latina como de Asia y del Medio Oriente.

El partido Demócrata, artífice de esta visión oportunista, ha querido crear una propaganda benevolente alegando que estos ilegales son una fuerza laboral imprescindible para Estados Unidos.

Según el Presidente Joe Biden, estos “indocumentados” (la palabra ilegal está prohíbida) serán los que se encarguen de la labor de recoger frutas en nuestros sembradíos y los que se encargarán de construir carreteras.

Hasta ahora, estos ilegales. Sí ilegales. Ilegales. Vuelvo y repito, ilegales, no han hecho más que acuñarse en las calles de los llamados "estados santuarios" como es el caso de Nueva York. No han trabajado en nada. Son buenos para nada y malos para todo, y encima están recibiendo tarjetas de crédito GRATIS con hasta $10 mil para gastos.

A nosotros los ciudadanos nos costaría años tener un crédito que nos permita tener tan alto valor.

Vaya por delante que esta "gracia" le ha costado a los Neoyorquinos cientos de millones de dólares, provocando en ese estado un éxodo sin precedentes para los estados del Sur, donde nuestros gobiernos internos no permiten esta invasión de ninguna manera.

En el estado de Georgia, que tiene varias ciudades "santuario" un venezolano acaba de violar y asesinar a una estudiante universitaria de 22 años. Su nombre, Laken Riley, es un estandarte para el partido conservador que ha creado una ley que lleva su nombre que obliga a las autoridades a aprehender y condenar a cualquier ilegal que haya cometido un crímen en suelo americano. Esta ley fue aprobada hace pocas semanas por el Partido Republicano más 37 Demócratas.

¿Vamos por buen camino? Quiero pensar que es un buen principio...

La deportación masiva de ilegales sería el próximo paso. Para mañana es tarde.

La realidad es que el Partido Demócrata lo único que está deseando es de cambiar nuestra población en número y en idiosincrasia para ganar elecciones.

Para pocos esto es un secreto, afortunadamente. Ya no estamos tan ciegos. Y estamos bastante cansados de la decadencia que estamos viviendo.

La segunda parada no es un lugar geográfico, sino un símbolo indeleble e infalible de nuestra patria: la bandera.

La bandera de la Unión ha sido modificada 25 veces desde 1777, y la versión que conocemos hoy por hoy tiene 64 años y fue ordenada por el Presidente Eisenhower, con sus 13 bandas intercalando los colores blanco y rojo (representando las 13 colonias originales) y 50 estrellas, cada una brillando por cada estado.

Nuestra bandera tiene muchos nombres, pero en los últimos años hemos rescatado, con mucho tino, "Old Glory" (La Vieja Gloria) y creo que jamás este significado brilló con más luz.

Con absoluta vergüenza vemos a esta bandera siendo flanqueada y opacada en la mismísima Casa Blanca por banderas del colectivo LGTBQ y un trapo multicolor que se hace llamar la bandera de los transexuales.

Porque debe ser que nuestros ciudadanos homosexuales no son igualmente americanos.

Siguiendo por este camino de "auto-segregación," porque francamente no veo que le pueda encajar un mejor apelativo a esta conducta, nos vamos a nuestra tercera parada...

Las minorías...

Muy específicamente los negros. Afroamericanos de origen, nuestra población negra tan valiosa y tan cargada de resiliencia y de riquezas culturales también está amenazada por una ola de racismo y de discriminación. Ya no por un Ku Klux Klan que no tiene poder alguno, sino por los propios ciudadanos negros que han querido hacer de la segregación, la violencia y el victimismo un Lázaro, que no ha si no  resucitado rencillas y delincuencia juvenil.

Desde el año de 1963, Estados Unidos ha hecho lo indecible por parar el desagüe provocado por la persecución y la segregación a los negros, un capítulo más que vergonzoso de nuestra historia.

Ibamos por buen camino, al punto que en el 2008, la nación americana votó con entusiasmo a su primer presidente negro, Barack Obama.

Y qué pena tener que recordar al que fuese, como mandatario de EEUU, hombre más poderoso de Occidente como un racista, un antisemita que no hizo más que encender de nuevo la mecha del odio racial en todo Estados Unidos.

La cúspide de este renacimiento la vivimos con angustia en el año 2020. Todo se inició a raíz de la muerte de un delincuente de marca mayor llamado George Floyd, que murió a manos de unos policías, que habiéndose excedido con el uso de su fuerza (sí, todo hay que decirlo) terminaron por matarlo.

Lo que se supo después es que Floyd estaba completamente drogado con fentanilo y estaba agonizando. A este señor, si hubiese vivido, sólo le podían esperar largos años de cárcel, entre otras cosas, por el asalto a mano armada a una joven que estaba embarazada. Mientras amenazaba a la mujer, su pistola apuntaba al vientre abultado de su víctima.

A esta "joya" se le consideró un mártir. Congresistas demócratas se arrodillaron en Washington en su memoria. Billones de dólares en pérdidas fueron declarados en distintas ciudades cortesía de los incendios y la destrucción de edificios federales. Todo esto llevado a cabo por una organización fraudulenta conocida como Black Lives Matter, que ya ha sido despojada de todo prestigio al descubrirse que sus fundadoras se apoderaron de millones de dólares en donaciones para viajes y propiedades de lujo.

Pero hay un legado de esta gentuza que ahora quizá nos acompañe por mucho tiempo: El "Lift Every Voice" (Despierten todas las Voces)

Se preguntarán muchos de ustedes qué es éso?

Permítanme explicárselo. 

Es una pieza musical que data de 1900, creada por 2 hermanos que la compusieron como una canción del género cristiano y fue, desde un principio, una gran favorita en los servicios religiosos de los afroamericanos.

De pronto, desde el 2020, esta canción popular ha sido equiparada con nuestro "Star Spangled Banner" el himno nacional oficial de nuestra nación.

Para que puedan tener una idea de la repercusión de este hecho, el denominado "himno de los negros" se canta en todos los grandes eventos deportivos, incluyendo el Super Bowl.

Esta fue una idea más que de los propios demócratas para congraciarse con una población que ha dado el voto fiel a su partido por más de 60 años.

Pero son precisamante estos demócratas radicales en esta era "woke" los que han querido seguir humillando a nuestra población minoritaria como si se siguiese tratando de los trabajadores de su corrupta "plantation."

La esclavitud en Estados Unidos se abolió hace 200 años, pero hay muchos negros que han continuado llevando cadenas, ya no en sus cuerpos sino en sus mentes.

Muy afortunadamente, nuestra población negra se ha revelado en contra de sus captores culturales e ideológicos, y hoy por hoy vemos como ese grupo de votantes, alguna vez incondicionales a los Demócratas hoy portan camisetas con la foto de Donald Trump.

El partido Demócrata no actúa solo. No podría. Con todo y sus recursos y sus donaciones billonarias, no le alcanza. Pero si sumamos a sus maquiavélicas firmas a todos los movimientos globalistas y las inversiones descomunales de Medio Oriente, no hay lo que ese dinero no pueda comprar.

El rescate a nuestro tesoro ya ha comenzado, gracias a Dios. No faltan en nuestra causa los que somos admiradores de las consignas de George Washington, que queremos dejar una huella más impresionante que la firma de John Hancock, y millones de ciudadanos que amamos las enseñanzas de nuestros Fundadores.

En los últimos pocos años los políticos Republicanos inspirados por nuestras gestas históricas han iniciado campañas dirigidas a todos los Norteamericanos, haciendo énfasis, y esto es importante, en los más jóvenes.

Quiero poner un ejemplo hablando del Dr. Ben Carson.

Benjamin Solomon Carson, de 72 años de edad, se ha convertido en nuestro país en un referente de política conservadora.

El Dr. Carson es un ciudadano negro que se graduó en la John Hopkins de Neurocirujano, una especialidad que le dio prestigio internacionalmente. Pudiendo haber sido un delincuente, la educación de su madre y su profunda fe cristiana lo llevó por la senda del bien y la prosperidad.

Carson, durante el gobierno de Trump, sirvió como Ministro de Viviendo y Desarrollo Urbano. Su gran pasión fue y sigue siendo la educación, y en el 2021 ha fundado el Instituto American Cornerstone.

Esta organización profundiza en enaltecer nuestros valores históricos y crea numerosos seminarios donde se discuten tópicos de interés sobre la América Conservadora.

Quizá el Doctor Carson sea la viva encarnación del extraordinario Frederick Douglass, que habiendo escapado de la esclavitud se convirtió en uno de los intelectuales y políticos más prestigiosos de nuestra república.

Por lo tanto, qué nos debe quedar de este recorrido por nuestra crónica?

Muy sencillo...

Sabemos que estamos dotados de grandeza. Los planos que nos dejaron nuestros Fundadores para la construcción de nuestra nación deberán servirnos para poder reactivarla y reconstruirla.

De los períodos oscuros de nuestra historia, tenemos que sacar lecciones y cerrar heridas.

De esas ínfulas tan criticadas de haber provocado caos con dictaduras bananeras, nos deben quedar las ganas de dedicarnos a abolir esta actual dictadura amoral y decadente que nos quieren imponer los globalistas y las ambiciones tiránicas de empresarios sin escrúpulos.

Yo soy hija de inmigrantes venezolanos. Tengo el corazón repartido por varias tierras: Venezuela porque allí pasé mis años de infancia. Francia, la tierra de mi abuelo y su familia. España porque ante todo soy judía sefardí y, por supuesto, ésta, mi nación americana, donde vivo desde hace décadas. Donde trabajo. Donde pago mis impuestos y donde me llama mi deber ciudadano a ser parte de la solución que necesitamos.

Ser patriota no significa, como podría creerse, que hay que correr a dejar nuestra vida por este país. Para ello contamos con un gran ejército que también necesita, como no, de levantarse de sus escombros y de "generalitos woke." Nos faltarán años de vida para honrar a nuestros soldados y nuestros veteranos como merecen.

Pero todos y cada uno de nosotros tiene un mapa en su mano para ir reconstruyendo a nuestra extraordinaria y poderosísima Unión.

En el film del 2004, los "criminales" terminan siendo héroes. Si bien tuvieron que ultrajar el Acta de Independencia, lo hicieron con pleno convencimiento que Benjamin Franklin, Thomas Jefferson, y John Adams guiaban sus pasos.

En 1776 despertamos nuestro orgullo para dejar de seguir siendo súbditos de Jorge III.

En el siglo XXI, nosotros y las nuevas generaciones, debemos de dejar de ser vasallos de las agendas que nos han permeabilizado moral e ideológicamente.

Estados Unidos, en su camino imparable a ser grande otra vez, deberá seguir inspirando a nuevos templarios dispuestos a alzarse en armas para la victoria cultural más hermosa de Occidente.

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