Monday, August 12, 2024

Los "Whistleblowers": Héroes o Villanos? Que los juzguen Sus Hechos--y La Historia!


En nuestro apocalíptico Occidente, hemos perdido la fe de que exista, en algún rincón remoto del planeta, algún superhéroe. Un Batman que hastiado de la injusticia y la degradación moral que nos devora a todos, decide ponerse la máscara de murciélago y volver, una vez más, un día más, a Ciudad Gótica--y ponerse a la orden de la justicia.

En esta caja de Pandora que habita en medio de nuestras redes sociales y medios de comunicación en general, notamos con inmenso pesar, que hasta la esperanza se ha fugado. En su lugar vemos un guión maltrecho que sólo sirve para montar una obra del teatro del absurdo.

¿Pero y si tuviésemos conocimiento que sí que existen justicieros del siglo XXI? 

¿Y si todo no está perdido?

¿Y si no fuesen estos paladines una fantasía sacada de un libro de Julio Verne?

¿Y qué tal sería si estos nuevos personajes sean el antídoto personificado de la novela "1984" de George Orwell, tan repetidamente citada en estos últimos años?

Pues, toca ser optimista, señoras y señores, porque estos superhéroes están pisando fuerte a nuestro alrededor. Y quizá no conozcamos sus nombres. Muchos llevan la máscara del anonimato--por el momento--pero sus huellas se hacen sentir y sus hazañas son dignas de un análisis.

Hablaremos de los "whistleblowers."

La palabra "whistleblower" puede traducirse al castellano como "denunciante." Podríamos recurrir a un lenguaje más coloquial, por supuesto, y referirnos a ellos como "soplones, "sapos," y hasta "acusetas." Pero todos estos conceptos son demasiado peyorativos para tan valiosas y valientes figuras que parecieran estar germinando por todos los noticieros, independientemente de ideología o credo.

Alternaremos el anglicismo "whistleblower" con la palabra “denunciante” para hacer fácil este análisis a los superhéroes sin capa y sin antifaz que a lo largo de décadas han hecho historia.

Si bien ha habido denunciantes en todas partes del mundo, la terminología y las proezas de estos personajes, se han manifestado con máximo impacto ( no podía ser de otra manera) en los Estados Unidos.

El primer denunciante de la joven historia de los EE. UU., era un joven oficial de la Marina de nombre Samuel Shaw. Corría el año de 1777, en pleno auge de la Revolución. 

Shaw junto a otro oficial denunciaron un hecho frente al entonces denominado Congreso Continental, precursor del sistema legislativo actual, que velaba por los intereses de las entonces 13 provincias que conformaban la entonces colonia del imperio Británico.

Shaw se entera de primera mano que su comandante en jefe, Esek Hopkins, estaba empleando la violencia y la tortura con los prisioneros de guerra ingleses, algo que estaba completamente fuera del reglamento.

El Congreso Continental no sólo avaló el testimonio de Shaw, sino que creó la primera ley en la historia de Norteamérica que protegía a los proto "whistleblowers," "La Ley Protectora de los Denunciantes," en Julio de 1778.

Quizá lo más peculiar--y sin duda lo más fascinante--de los denunciantes es que, en su gran mayoría estos no obedecen a cargos de alto rango, ni son rostros famosos.

Se especula que más de un 42% de casos de corrupción corporativa, fraudes y actividades de carácter ilícito, han podido ser resueltas gracias a la intervención de los "whistleblowers" que, con pruebas fehacientes en la mano, y testimonios clave, han encendido la locomotora de la tan huidiza justicia.

Hace más o menos unos 24 o 25 años atrás yo protagonicé una denuncia laboral, que con el apoyo de mis compañeros de trabajo de entonces, me llevaron a contactar a un alto jefe de la corporación (que mantendré en el anonimato) las patrañas perpetradas por los gerentes de mi entorno, varios de ellos, jovencitos irresponsables con ansias de poder.

Si bien mi intervención pudo, al menos temporalmente, solucionar los problemas más graves, mi trabajo quedó marcado notablemente y la hostilidad de los gerentes hacia mi persona me obligaron a dejar mi puesto y hacer un traslado forzoso.

Mi propia experiencia, sumada a muchísimos casos de los que conocemos, me llevan a un punto importantísimo de esta discusión.

Hay un amplio porcentaje de "whistleblowers" que son gravemente penalizados por sus acciones. Lo cual conlleva, obviamente, a que potenciales denunciantes escojan quedarse callados frente a situaciones francamente insostenibles.

Los estudios realizados sobre la figura de los denunciantes concluyen, casi unánimemente, que la única motivación que tienen estos personajes es, simplemente, que se haga justicia.

En muchos casos, los testimonios de los "whistleblowers" corresponde al de haber sido no sólo testigo presencial de algún hecho, sino víctima--o incluso ex verdugo.

En Estados Unidos, existe la ley de Protección a los Testigos. Y haciendo un pequeño inciso en nuestro análisis vale la pena hacer mención de este otro tipo de denunciantes: los testigos presenciales a un crímen de alto rango.

La ley asegura el absoluto resguardo a la integridad física de un testigo--y sus allegados--cuando éste ha decidido contar los hechos o ser piezas claves de una investigación en la que, usualmente, los casos involucran asesinatos o la participación de redes de narcotraficantes.

El trabajo de este tipo de denunciantes es crucial, aunque altísimamente arriesgada.

Convertirse en un "whistleblower" es un deporte de riesgo. Si se descubre su identidad, o son estos, a su vez víctimas de otros denunciantes, que están a favor de la empresa o quieren obtener favores especiales de alguna persona de interés, las consecuencias son gravísimas.

Ilustremos este análisis con algunos ejemplos. Seguramente, muchos de estos nombres les serán muy conocidos. Otros quizá no tanto. Pero todos, sin excepción, han escrito una página en la historia moderna de la política o de las altas esferas financieras de EEUU, la gran potencia, hoy por hoy tan venida a menos.

Empecemos por Linda Tripp...

En 1998, Tripp, era amiga íntima de una becaria de la Casa Blanca durante el último período de la administración del Demócrata Bill Clinton. La becaria era una jovencita llamada Mónica Lewinski. Tripp se convierte en la confidente de Mónica, que, para sorpresa de todos, había estado manteniendo encuentros íntimos con el Presidente en la Oficina Oral, perdón, Oval, de la Casa Blanca.

Tripp, decide, alegadamente por motivos puramente patriotas, grabar las conversaciones suyas con Mónica, las cuales fueron utilizadas como testimonios esenciales en el escándalo de Bill Clinton que casi le cuesta su presidencia al ser llevado a un juicio político, donde se reveló el affaire.

A Tripp se le intentaron tender trampas y fue víctima de amenazas, pero ella mantuvo su inocencia y entregó las grabaciones.

Tripp fue despedida de su cargo y se retiró de la vida pública y montó un mercado navideño de inspiración europea con su marido alemán.

Linda Tripp sucumbió al cáncer de seno en el 2020.

Erin Brockovich, en 1993, descubrió que varios depósitos de agua administrados por la compañía "Pacific Gas  and Electricity Company" (PG & E) con sede en la ciudad de Berkley, CA., habían sido contaminados con residuos de Cromio 6. Esta contaminación estaba llevando a una gran parte de la población a padecer enfermedades gravísimas e incluso hubo víctimas de cáncer infantil.

El éxito de las investigaciones y el trabajo crucial de Brockovich, la hizo meritoria de una victoria sin precedentes, en la cual PG & E debió pagar más de $300M a la ciudadanía por daños y perjuicios.

Su vida y obra fueron llevadas a la gran pantalla, y le valieron su hasta ahora único Óscar a Julia Roberts.

Quién no ha oído hablar de William Mark Felt? Supongo que nadie! Pero y si les hablo de "Garganta Profunda"? Ahí si empiezan a sonar las alarmas!

Felt fue ampliamente popular por su sobrenombre (inspirado en el famoso film porno protagonizado por Linda Lovelace) hasta el año 2005, cuando se revela su identidad y su impagable rol en uno de los mayores escándalos de la política moderna a nivel mundial: "Watergate."

En 1973, Felt era el segundo de abordo de la agencia del FBI y su conocimiento de los detalles del espionaje de campaña perpetrado por Richard Nixon, lo motivaron a contactar a dos periodistas, hasta entonces ilustres desconocidos, Bob Woodward y Carl Bernstein, para contar todo lo que sabía de las acciones menos que honorables del entonces mandatario republicano.

El Washington Post, que en aquel entonces lejos parecía estar lejos del panfleto propagandístico que es hoy en día, publicó la información que "Garganta Profunda" iba revelando y así, en 1974, Nixon renunció a la presidencia y se bajó del pedestal donde muchos lo habían colocado después de una victoria tan contundente como la que había logrado su partido.

Tanto Bernstein como Woodward protegieron la identidad del "whistleblower" hasta que él mismo, en una entrevista con la revista "Vanity Fair" reveló su rol en las hazañas ocurridas treinta años antes. 

Felt murió en el 2008 a la edad de 95 años.

Woodward y Berstein publicaron los detalles de la investigación de "Watergate" en un bestseller llamado "Los Hombres del Presidente." Este libro fue llevado al celuloide, y los periodistas fueron extraordinariamente interpretados por los Oscarizados Robert Redford y Dustin Hoffman.

En el año 2013, un joven de 30 años llamado Edward Snowden trabajaba para la "Agencia de Seguridad Nacional" Estadounidense y descubrió maniobras completamente corruptas relacionadas con redes de espionaje de internet a nivel global. Snowden fue instrumental en el descubrimiento del programa hasta entonces secreto llamado PRISM en sus siglas en inglés. 

PRISM era un programa llevado a cabo por la Agencia de Seguridad que coleccionaba datos de diferentes compañías de internet americanas.

Snowden fue un "whistleblower" que compartió todo su conocimiento con periodistas del diario inglés "The Guardian" y el ya mencionado "Washington Post."

Snowden fue perseguido y acusado de espionaje y traición. Su vida corrió peligro hasta que encontró protección en Moscú, obteniendo en el 2022 la nacionalidad Rusa.

Oliver Stone dirigió un film de la vida de Snowden en el 2016 que llegó a ser un gran éxito de taquilla.

El caso de John Barnett es quizá uno de los más sonados de los últimos tiempos. Barnett fue un empleado de la empresa constructora de aviones Boeing durante 32 años. 

En el 2019, decidió reportar varias instancias donde Boeing había cometido fallas gravísimas en sus plantas de instalación y mantenimiento.

Barnett actuó como un denunciante y sus testimonios revelaron que los aviones Boeing tenían defectos en los suministros de oxígeno de emergencia.

El "whistleblower" nunca cesó sus esfuerzos para demandar al gigante de la aviación comercial americana, y, su testimonio fue llevado a Netflix en un documental en el 2022.

Muy lamentablemente, en Marzo de este año, Barnett apareció muerto en su vehículo tras un tercer intento de denuncia, y su caso fue sospechosamente calificado como un suicidio. No hay que ser un genio para saber que Barnett fue, lo más seguro, víctima de algún sicario.

Y por qué no incluir a un denunciante bastante peculiar? Esto es noticia de última hora! El mismísimo Presidente Joe Biden!

En una entrevista el 11 de Agosto para la cadena CBS, Biden se ha pronunciado sobre su abrupta salida de la contienda a su reelección alegando que su retiro se debía a que varios compañeros de partido consideraban que su presencia frente a la Donald Trump, estaría afectando a la campaña. Pero, sin duda, lo más polémico, es que Biden señala muy específicamente a la octogenaria y corrupta Nancy Pelosi como la líder de este entramado político que terminó de un sólo golpe con su carrera política de más de cinco décadas. Quizá en el ocaso y declive mental que sufre el todavía presidente, este haya sido su único acto de dignidad.

Un testimonio tan raramente lúcido del presidente debería ser objeto de una contundente investigación de los entramados del partido Demócrata que cada día rompe récords de corrupción y malicia.

El prestigio o la descalificación del carácter de un denunciante va, casi siempre, a depender de las aristas en las que se enfoquen sus acciones.

Linda Tripp fue destrozada mediáticamente, puesto que Bill Clinton gozaba de altas cifras de popularidad. Snowden, por ser un millennial arrojado y veraz, sigue siendo sujeto de reseñas heroicas. Y "Garganta Profunda" se convirtió en leyenda.

La lista de "whistleblowers" que han decidido tomar iniciativa de alguna u otra manera para que, al menos, se intente hacer justicia, o algo que se le parezca, se ha hecho imparable.

La impagable influencia de las redes sociales e incluso medios alternativos de comunicación, han permitido que sus testimonios hagan caer del Olimpo a muchas deidades falsas y ha desenmascarado a muchos falsos profetas.

De hecho, el ala republicana del actual congreso, se nutre, en gran parte, de los relatos de muchísimos denunciantes aún anónimos, que, seguramente, serán los héroes del futuro--si viven para contarlo, claro está.

En el año 2010, el propio gobierno de EEUU, a través de la Comisión de Bolsa y Valores, creó un presupuesto multimillonario específicamente para la compensación de cualquier "whistleblower" que decidiese dar testimonio de altos casos, mayoritariamente en el gremio financiero.

Esto, en mi opinión, es bastante contraproducente porque convierte a una persona con intenciones bastante altruistas y nobles, en esencia, en un vil mercenario y un verdadero "soplón."

El lado oscuro del mundo de los denunciantes nos podría llevar a entretejer una nueva forma de Tribunal Inquisidor en tiempos modernos y cibernéticos. 

Es imprescindible aclarar que han habido denunciantes más que vergonzosos, dado que sus acciones llevaron a las autoridades (igualmente malintencionadas) a fines impensables contra personas inocentes.

Ojo! No es a estos a quienes hemos querido exaltar de manera alguna.

La corrupción--o el intento de ello--de esta nueva ola de justicia que es llevada a cabo por el ciudadano de a pie o algún ejecutivo decente (algo que parece un oxímoron) podría hundirnos sin remedio en este pantano cada vez más profundo y pútrido que pareciera no tener fondo.

Los "whistleblowers" bien podrían ser llamados a ser la luz al final del túnel y los nuevos "ninjas" salvadores del mundo.

No será, de ninguna manera, una tarea fácil. Los enemigos son sumamente poderosos y, para estos villanos, la falta de recursos no es un problema. 

Con tanto escepticismo que reina en nuestra atmósfera y con tan pocas opciones a las que recurrir, es urgente darle paso y aupar las acciones de quienes--literalmente--lo ponen todo en riesgo para alumbrar el panorama de nuestra civilización.

Para ello, quizá debamos recordar las palabras de la niña Anna Frank, que fue, ella misma víctima de un denunciante (de la peor calaña cabe destacar) que llevó a los Nazis a su descubrimiento y su deportación a Bergen Belsen, pero que dejó en su diario para toda la eternidad:

“La gente puede decir que mantengas la boca cerrada, pero eso no te impide tener tu propia opinión...Los débiles mueren y los fuertes sobrevivirán, y vivirán para siempre.”

Es verdaderamente urgente que no tengamos más miedo de ser fuertes. Nadie debería estar por encima de la ley y el orden.

He ahí el lema de los nuevos superhéroes. ¡Unamos esfuerzos para acabar de una vez por todas con tanta vil criptonita!

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