La Ola (Die Welle en alemán) es una película que se estrenó en su natal Alemania, en el 2008. Dirigida por Dennis Gansel, está basada en hechos reales, y es para mí una de las películas más importantes de nuestros tiempos. Si bien, como cinta cinematográfica, tuvo altos y bajos en su momento, la acogida fue bastante positiva siendo nominada a varios premios, incluídos Los Lolas, equivalentes al Oscar americano.
Yo he visto esta película varias veces y nunca ha dejado de sorprenderme. Recomiendo a todos mis lectores que puedan verla cuanto antes. Les dejo la cinta traducida impecablemente al castellano para que la puedan apreciar bien sea antes o después de este análisis que hoy comparto con ustedes.
La película parte de un famoso experimento que el profesor Ron Jones hizo con un grupo de alumnos en California en 1967. Los resultados de esta asignatura de clase fueron tan contundentes que decidió publicar un libro llamado La Tercera Ola en el cual se ha basado el film alemán.
Esta película está protagonizada por un profesor muy popular entre sus alumnos que acepta a regañadientes una asignatura de la directora de la escuela para hablar de la autocracia. El maestro que en su juventud se consideraba abiertamente anarquista y ostentaba de haber sido okupa, no se creía capaz de abordar la temática. Pero el rápido entusiasmo de sus alumnos lo hace sumergirse en el tema cada vez más apasionadamante.
La asignatura estaba diseñada para desarrollarse en una semana. La película divide las diferentes escenas en siete días. La velocidad del tiempo con cada uno de los hechos es crucial para comprender el trasfondo de este film.
Con preguntas sencillas, el profesor va creando para sus alumnos una idea bastante concreta, aunque en principio minimalista de lo que es una dictadura. Hay que parar por unos instantes y poner en contexto dos cosas fundamentales. Uno, los jóvenes son alemanes y son posiblemente nietos o bisnietos de la generación que vivió la Segunda Guerra Mundial. Número dos, el ejemplo que usa el maestro es estrictamente una ilustración del Tercer Reich.
A la media hora o menos de haber empezado el film y la asignatura de la clase, ya todos los alumnos estaban entusiasmados como nadie con su nueva identidad: miembros de La Ola.
Si ya conocen la película o si la ven por primera vez, pido que TODA su atención esté en el personaje de Tim. Tim es el tímido, retraído, víctima infalible de los bullies del colegio y consumidor de marihuana lo cual lo hace "pertenecer" a ciertos grupos peligrosos de compañeros rebeldes.
La Ola cambia a Tim por completo y casi toda la película hasta su impresionante final está alrededor de este muchacho.
El experimento no está supuesto a ser nada importante. Era una semana más en la vida de unos adolescentes que ya empiezan a pensar en la universidad y que comenzaban a experimentar sus primeras relaciones íntimas. Pero poco podía imaginar el profesor que sus alumnos consumirían la esencia de La Ola con un ímpetu inimaginable. Y en momentos extremo y peligroso.
La Ola tiene muchos símbolos impecablemte introducidos en la trama, como es un homenaje a La Rosa Blanca, un grupo de jóvenes de Munich que dieron sus vidas por denunciar los horrores de la Alemania Nazi en 1943. Aunque no se menciona a Sophie Scholl por nombre, es obvio, que se han inspirado en ella para la creación de un pequeño grupo disidente dentro de la escuela que ve un giro espantoso en La Ola.
Al final de la película el profesor intenta poner fin a su experimento y se da cuenta que ha creado un monstruo y que sus alumnos serían marcados de por vida por lo que era, al fin y al cabo, sólo una tarea más.
Honestamente les digo que de este film se debería hacer una Maestría y/o un Doctorado si tuviéramos un sistema educativo decente que de verdad viese por el desarrollo intelectual y emocional de los jóvenes.
La metodología del maestro para sacar adelante su proyecto es tan perfecta que casi a la velocidad del rayo, los jóvenes alemanes se dan cuenta que han podido aniquilar esa profunda pena ajena que sienten cuando se habla de los nazis. Se les llena la cabeza de palabras bandera como tolerancia, unión, cooperación, trabajo en equipo, integridad, amor propio, inclusión e igualdad.
Sin embargo el trato a los que disienten la asignatura o a los que hacen preguntas es absolutamente tajante, cruel e inaceptable. Parejas perfectamente bien avenidas de pronto se resquebrajan casi irreversiblemente. Amistades de siempre se cuestionan y se alejan.
Señores lectores, no les recuerda ésto a situaciones recientes que estamos padeciendo frente a nuestros ojos cada día con más fuerza?
La Ola, y pido que pongamos mucha atención a este punto, puede aplicarse a todos o casi todos los cambios socio políticos de los últimos años.
Acaso no vemos estos patrones de autocracia en la ideología de género que quiere convertir a nuestros jóvenes en seres hipnotizados, inútiles e infértiles en todo el sentido de la palabra?
No creo que se nos haya pasado por alto cómo nos ha excluído, insultado y condenado a los que no favorecemos en lo absoluto la Agenda 2030 o a los lobbies del LGTBQ?
Los medios de comunicación se han prostituído ante estas consignas ideológicas. Los políticos se han vuelto corruptos y mercenarios y es abismal el número de personas que se han visto envueltas en un cambio absoluto de vida y de forma de pensar, dejando atrás la lógica y los valores fundamentales con los que hasta hace algunos años fuimos educados.
En la actualidad La Ola podemos verla como un tumor maligno que va contagiando las células de nuestra sociedad occidental.
La mayoría de las personas caen enfermas porque están deshauciadas moral e intelectualmente. Porque se han creado falacias traficando con el buenismo y el miedo de la mayoría y exponiendo a los que nos oponemos como auténticos herejes condenados al silencio.
Pero en el fondo, todos sabemos--incluyendo los sicóptas detrás de la propaganda que inunda nuestro mundo actualmente-- que la verdad de todo este teatro del absurdo está agonizando y muchos de los hilos se han soltado. Pero hay que seguir adelante. El trabajo apenas comienza.Para ello tenemos--y es urgente--que abrir los ojos, vestirnos para la batalla con la Armadura de Dios e irnos en cruzada a construir el mayor rompeolas que la historia de Occidente jamás haya conocido.
La lucha es de todos y ha de empezar hoy.
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