El concepto prácticamante neonato de la Inteligencia Artificial nos llena de muchas interrogantes e igualmente, como es de imaginar, de preocupación. Es prácticamente imposible predecir lo que esta revolución cibernética trae bajo la manga, precisamsnte ahora que vivimos tiempos tan convulsos y confusos.
Para las personas de mi generación, nacidas entre 1964 y 1986, no es para nada extraño vernos sumergidos en una nueva vorágine tecnólogica. Somos verdaderamente privilegiados puesto que hemos sido pioneros en el uso de las computadoras portátiles, por ejemplo, y ya muchos éramos adultos cuando el mundo nos trajo la WWW, el internet.
No soy yo, en lo personal, enemiga de aceptar nuevos adelantos en ningún ámbito. Soy plenamente consciente que cualquier innovación va, sin lugar a dudas, a traer beneficios extraordinarios una vez que entendamos y asimilemos estos nuevos conceptos. Así ha sido desde que el mundo es mundo.
Con la Inteligencia Artificial, sin embargo, nos corresponde, por el momento, estar un poco a la expectativa de conocer más a fondo lo que esta tecnología nos trae, y, ser excépticos de todo lo que escuchamos y, sobretodo, lo que vemos, ya que la principal fuente de información de la IA es bastante visual. Esto es muy importante tomarlo en cuenta.
Cómo podemos definir de una forma sencilla la IA?
La IA es una agrupación, una combinación, meticulosamante planteada por ingenieros especializados con el firme propósito de crear máquinas o productos de índole virtual que presenten o imiten con bastante precisión el comportamiento humano.
A lo largo de nuestra infancia, e incluso en la niñez de nuestros padres y abuelos, el concepto de IA atrapaba nuestra curiosidad con su peculiar y fascinante descripción en las películas de ciencia ficción y las novelas de este mismo género. Las fantasías que teníamos de la llegada de un nuevo milenio, por dar un ejemplo, nos presentaba un escenario con robots humanizados. Las caricaturas animadas como Los Jetson ya hablaban de teletransporte, conversaciones cibernéticas y una simpática y entrañable ama de llaves que era un androide con cofia y delantal.
De igual manera, los que somos usuarios de las redes sociales, estamos muy al tanto del uso de los algoritmos, pues, son éstos los que controlan el tráfico--o la posible censura--de nuestro contenido.
El uso de la IA ya está en funcionamiento. La Unión Europea ya ha aprobado casi por unanimidad su uso en diferentes áreas, con un supuesto control y algunas restricciones.
Aquí es donde tenemos que ser cautos y muy muy precavidos.
El uso normal del internet, tanto recreacional como educativo, nos va a poner delante millares de imágenes y conceptos que vamos a dar fe que son aquellos que buscábamos. La mayoría de las personas no van a tener la perspicacia de ver más allá de lo que tienen en frente--o escuchan.
El Dr. Jordan B Peterson, afamado analista y sicólogo canadiense nos dice que la IA no la va a teber muy fácil, por lo menos en éstas sus etapas iniciales. La razón, nos explica Peterson, es que la mente humana es ampliamente compleja. Esto incluye, por supuesto, que no pueden uniformarnos a los hombres y las mujeres e incluso a los niños, puesto que nuestra capacidad de entendimiento y nuestra capacidad cognitiva es absolutamente distinta.
Luego nos vemos obligados a analizar la ética del uso de IA. Quién diseña estos algoritmos? Cuál es el negocio de crear máquinas que estimulen o alteren el comportamiento humano? El daño de un mal uso de la IA ya lo vemos pululando las redes sociales, donde el concepto de un metaverso, una realidad paralela de nuestra propia invención, ya es posible.
Pueden ustedes ver parodias de lo que puede llegar a ser la asistente virtual Alexa de los gigantes de Amazon, cuando intenta aconsejar a su "amo" y como tienen que vivir sus vidas, qué pueden o nor comer, etc etc. Es de risa, pero...ojo! Que mucho de ésto se nos avecina!
La multi-premiada película "her" del año 2013, ya plantea de una forma realista la relación de un hombre introvertido con su asistente personal, Samantha, que es absolutamente virtual y de la cual sólamente oímos su voz. La mejor amiga del protagonista hace lo propio con su asistente personal que se convierte en su fiel confidente tras un doloroso divorcio.
Recientemente, un joven en América Latina, se llevó un chasco enorme, después de descubrir que la despampanante mujer de la que se había enamorado a través de una aplicación de citas era un avatar.
Imma, la influencer japonesa con más de 400k seguidores es cien por cien virtual.
Por lo tanto, la clave está en saber dónde están los límites para el uso de esta tecnología y el exigir de una manera tajante y transparente que, en caso de que se utilice la IA para la creación de imágines o de datos, se aclare y se confirme.
En estas etapas de proto uso de la IA recomiendo que sigamos teniendo como prioridad buscar información y ser absolutamente excépticos, sobretodo en el vasto universo del internet.
Los padres de familia tienen un rol fundamental en el saber como ha de ser el uso cotidiano de la IA puesto que los innovadores y empresarios más maquiavélicos con fines de lucro y con ansias de ideologización, van a captar las mentes, ya de por sí debilitadas y anestesiadas de nuestros jóvenes.
La llegada de esta nueva revolución tecnológica pareciera imparable. Corresponde tener cautela, pero no miedo.
Si la IA quiere copiar el comportamiento humano, demos entonces, nuestra mejor versión. Los límites los ponemos nosotros. Las reglas las exigimos nosotros, en ésto como en todo lo que nos atañe. Y no se lo pongamos muy fácil a una máquina o un puñado de algoritmos. Recordemos ante todo que estamos hechos a imágen y semejanza del Creador. Tenemos un alma. Nuestro ADN divino siempre será imposible de imitar...y qué bonito!
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