Monday, November 27, 2023

La Ley de la Atracción: Extasis, Agonía y Destierro


Es importante tener muy claro, y reiterar con cada tema que analizamos, que el caos ideológico y esta dislexia moral que nos está tocando sobrevivir y resistir no llegó de la noche a la mañana.

Casi se podría decir que se fueron dando pasos muy bien planeados y específicos que ojalá alguien pudiera capturar en una enciclopedia de varios tomos (en un libro sería imposible)

Qué legado sería para las generaciones futuras tener encapsulados los grandes males del mundo y cómo se llegó a implementar cada uno de ellos. Y como erradicarlos para siempre.

Descifrar cada uno de los esquemas y las estrategias de propaganda diseñadas para la expansión de mal es urgente. 

Pero lo primero que debemos hacer es tomar consciencia de que ha sido todo paulatino pero seguro. Perseverante. Calculado. Medido. Estudiado. Hemos sido permisivos y hemos dejado que nuestra realidad, como esponja, se impregne de mentiras y esquemas ficticios y tóxicos.

Para implementar ideas nuevas, cualquier idea nueva, se hace primordialmente un sondeo del grupo de personas a quien va dirigida esa idea, esos nuevos conceptos. Eso es fácil de aprender. Incluso hay cátedras universitarias dedicadas a esto, sobre todo en las carreras relacionadas con política, comunicación y publicidad.

En una sociedad que ha sido convenientemente, y a lo largo de varios años dividida en colectivos, y que, a su vez, entra en una constante lucha con otros colectivos, es muy fácil resquebrajar en masa múltiples valores que alguna vez nos definieron y nos fortalecieron.

En este nuevo milenio, con el internet completamente adueñado de nuestro día a día, nuestra filosofía de vida y la esfera política, se facilitó enormemente el flujo de información y nuevas doctrinas.

El internet fue para el siglo XXI lo que Gutenberg fue para el siglo XVI.

Si hay algo que une significativamente a millones de seres humanos es la religión. La religión de hecho se ha vuelto un blanco seguro para ir destruyendo toda la civilización Occidental de a poco.

La religión en nuestra civilización está unida inequívocamente a la teología judeo-cristiana que nos ha definido y unido desde hace más de dos mil años.

Hasta allí estamos claros.

Pero de toda la vida. Desde tiempos inmemoriales, han existido, o incluso podríamos decir, hemos coexistido con muchísimas creencias que no se adhieren a las religiones más convencionales: judaísmo, cristianismo, islam, y, por supuesto, las creencias de Oriente como el budismo o el hinduismo, entre otras.

Estos dogmas de orígenes paganos o de índole científica han servido para llenar un vacío espiritual que muchísimas personas no han logrado encontrar en los cimientos estructurados" de nuestras religiones mayoritarias. 

La llegada del nuevo siglo, y, por ende, el despertar del nuevo milenio, trajo bajo la manga un as que poco podíamos imaginar que iba a ser tan explosivo e influyente: El "New Age" (lo vamos a traducir como La Nueva Era)

Mentiríamos si dijéramos que El New Age apenas tiene 20 años o poco más. Lo dicho, estas creencias de alguna u otra manera han impermeabilizado Occidente por siglos, dadas las raíces politeístas de muchas doctrinas.

Pero El New Age, La Nueva Era, también conocido como El Nuevo Pensamiento, irrumpió en la esfera mediática y literaria como pocas cosas lo han hecho. Con fuerza no. Lo siguiente.

El New Age mezcla teorías bíblicas con teoremas científicos con consignas paganas, física cuántica, y un toque de sicología. Todo esto muy bien mezclado con mucha propaganda y abundante marqueteo.

A la Nueva Era se unieron muchos, en sus propias palabras, "Católicos Reformados" (o ex-Católicos) y, en los Estados Unidos, muchos protestantes.

Si bien se recuerda a los hippies hace seis décadas experimentando con religiones alternativas, fueron realmente sus hijos, las generaciones X y los Millennials, los que abrazaron nuevos credos con más ahínco y fe.

Dentro de las corrientes del New Age, y ustedes seguro se acuerdan, llegó como una avalancha imparable el concepto de "La Ley de la Atracción."

Como filosofía y casi como credo, La Ley de la Atracción, empieza a tomar cuerpo a mediados del siglo XIX, con posibles orígenes en el Hermetismo, el trascendentalismo de Nueva Inglaterra, e incluso algunos pasajes bíblicos. Se puede definir como la capacidad que tenemos los seres humanos a través del pensamiento, como herramienta casi única, para atraer lo positivo y repeler lo negativo.

Las teorías de como se ha podido utilizar la Ley de la Atracción son más que abundantes, pero su gran momento llegó en el año 2006 con la publicación de un libro que seguro está en muchas de sus bibliotecas, aun al día de hoy: "El Secreto."

Escrito por Rhonda Byrne, El Secreto comienza con un documental donde participan los supuestos "expertos" en dicho tema. Caras conocidas como Deepak Choprah o Louise Hays, que dedicó su vida a "practicar" y enseñar tanto La Ley de la Atracción como muchas otras doctrinas de la Nueva Era.

El Secreto posteriormente se convirtió en un bestseller donde la autora, en primera persona, narra las múltiples vicisitudes que tuvo que afrontar y que la varita mágica de La Ley de la Atracción hizo que se borraran en un abrir y cerrar de ojos.

Yo estudié muy de cerca La Ley de la Atracción y tengo memoria de haber querido entender mucho de lo que supuestamente me beneficiaría aplicarla en aquel momento.

Durante unos dos o tres años yo organicé un grupo de escritores amateurs, entre los que se encontraba un fan absoluto de todo lo que tenía que ver con La Nueva Era, y sobre todo El Secreto.

Era su biblia. Su Dios. Su libro de cabecera.

A través de este compañero de grupo, que era organizador de seminarios que analizaban distintos casos de la aplicación y los beneficios de La Ley de La Atracción, conocí múltiples adeptos, discípulos y hasta adictos de esta "nueva fe." Varios de ellos con actitudes francamente chocantes. Fanáticos al más alto grado y, en mi opinión, bastante mal intencionados. Muchos de estos "practicantes" cobraban (siendo completamente principiantes) cifras absurdas por mercancía relacionada con sus ideologías.

Los que vivimos la fiebre del Secreto podemos recordar varias cosas que se nos dijeron tanto en forma audiovisual como a través de la propaganda.

Lo primero era que El Secreto es un concepto "milenario" completamente censurado por la Iglesia. Por supuesto metían a la Inquisición para dar un toque de dramatismo. Quien poseía el conocimiento "secreto" estaba destinado a reinar en el mundo. No exagero para nada. Esa era, entre bombos y platillos, la introducción.

Por fin llegan al punto donde desvelan "El Secreto" que es, como se esperaba, La Ley de la Atracción. Se le conoce igualmente como la Ley del Éxito o como la ley para atraer riqueza y prosperidad.

Lo otro que, casi enseguida, aprendemos, es que El Secreto está a nuestro alcance. Con solo pensar o visualizar nuestros más íntimos deseos, podíamos manifestar la vida de nuestros sueños...y más. Sin límites. Sin "pasar por Go y cobrar 200," como decimos vulgarmente. Pienso, atraigo. Visualizo, manifiesto. Sueño, obtengo. Todo al minuto. Nuestra consciencia es un microondas de abundancia.

Casi todos los ejemplos que se dan en el libro son, curiosamente, teorías (o más bien trucos) de como atraer bienes materiales. Los gurús expertos siempre daban ejemplos de como ser, por ejemplo, millonarios, con cuentas que harían palidecer los fondos de Elon Musk. Otro, los Ferraris y los Lamborghini. Olvídense de un Toyotica o un Honda. No, señores, Rolls y Ferraris. Yates, mansiones, viajes en primera clase, y un largo y pomposo etcétera.

Todo era cuestión de que nos enfocáramos en aquello que más anhelábamos, y casi que cuando amaneciera al próximo día, estaría en nuestra puerta el Ferrari con la llave pegada.

Millones de personas compraron el libro y se volvieron adictos a la idea de que somos dueños absolutos de nuestro destino. Somos el Genio de Aladino en una lámpara de Tiffany.

Las proto redes del momento hicieron bien su trabajo, pero afortunadamente, Instagram no existía y Tik Tok aún no había conquistado al hemisferio occidental. Y digo afortunadamente porque la influencia y el daño hubieran sido peor.

El tiempo puso todo en su santo lugar, y se hicieron muchas críticas sobre el absurdo concepto de la Ley de la Atracción.

Los libros se siguen vendiendo, pero todo lo relacionado con El Secreto es ya un secreto a voces de que es un verdadero fraude. 

Y ojalá que a TikTok no se le ocurra resucitar las enseñanzas de La Ley de la Atracción, aunque no sería de extrañar. El poderío de esta aplicación es tanto impresionante como impredecible. Apenas conocemos la punta del iceberg.

Para concluir, señores, tengamos por favor en cuenta que La Ley de la Atracción, en su verdadera esencia, no es ni secreta ni es ni ha sido censurada nunca. La Ley de la Atracción, de igual manera que La Ley de Causa y Efecto, son leyes universales. Y solo hay un Creador de dichas leyes: Dios.

Entre las varias críticas que vieron afectada la popularidad de las enseñanzas de La Nueva Era estuvo, primordialmente, que no se podía quitar bajo ningún concepto al Hacedor de las leyes. 

Aparte de esta razón fundamental, se veía arrastrado por los suelos el valor al trabajo y al esfuerzo. No tiene nada de malo ni es ilegal desear manejar un Ferrari (yo prefiero un Toyota mil veces) pero eso involucra el empeño y la disciplina para costear y mantener un auto deportivo.

Pero para mí está claro que las secuelas de esta manera de pensar están a la vista.

Se ha prácticamente anulado a Dios del consciente colectivo y se ha visto como fue (y ha sido) tan fácil manipular a un sector de la población.

Estaba más que probado que Occidente era vulnerable, ignorante, y tristemente, muchos estaban desesperados por llenar sus vidas con “paliativos” que pudieran, legalmente, maquillar su miseria. 

La resistencia a los "vende lejía" del nuevo siglo es lo que hoy comprende la batalla cultural que tanto analizamos y emprendemos. 

Todas las agendas ideológicas están impregnadas de falsedades y son pocos los que se resisten a probar las mieles suculentas de los nuevos "Secretos."

En los últimos años, por ejemplo, el gran "Secreto" es un apocalipsis climático que arrasará al planeta. Por ello (y les parece poco?) los necios y vagabundos líderes políticos invierten cifras millonarias en el fraudulento negocio de las renovables que suben exacerbadamente los costos del combustible, repliega la energía nuclear y destruye impunemente los paisajes naturales.

Las mujeres tienen que tener a su disposición la solución para una vida mágica y libre de preocupaciones. El "Secreto" está en: El aborto! 

Fácil e infalible! Una pequeña operación y olvídense de efectos secundarios, físicos o sicológicos. Qué va! El aborto es el "Secreto" para tu abundancia y prosperidad. Busca tu clínica más cercana!

Las mentes maquiavélicas que controlan las nuevas agendas son capaces de cualquier cosa y saben exactamente que discurso lanzar al vulgo para una rápida propagación y ejecución.

El daño está servido. Si no despertamos, perecemos. Así de simple. Así de contundente.

Tengamos en cuenta que en todo y para todo Dios está de nuestro lado. No existen obstáculos que Dios no pueda derribar. Pero Dios, en su infinita sabiduría, nos ha dado un propósito en esta vida. Encontrarlo e irlo cumpliendo a cabalidad es la clave de nuestra felicidad. 

Aquello que Dios aparta de nuestro camino es porque de antemano no era para nuestro bien. Todo lo que nos llega de Manos Divinas se queda y se adentra en nuestra alma y nos conduce a una abundancia inimaginable. Pero, ante todo, nos brinda certeza y mucha paz.

No existe, afortunadamente, un El Dorado accesible. La fe, la constancia y la integridad son el único camino. Adoremos y agradezcamos siempre a nuestro Dios, para el que no existen, ni podríamos tener jamás de los jamases, ningún secreto. 

No hay mayor bendición para nuestra raza humana hambrienta, extraviada y pigmea.


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