Monday, June 24, 2024

Los Paleo Conservadores: Templarios Heroicos o Charlatanes sin Remedio?

La bandera del movimiento paleo conservador Norteamericano

El cardo de leche, también conocido como el cardo mariano (Silybum marianum) es una planta herbácea nativa de las riberas mediterráneas y Asia, que ya es cultivada y se ha propagado por el mundo entero.

Desde hace más de 2,000 años, se ha utilizado por sus supuestos beneficios para la diabetes y para la desintoxicación del hígado.

Es de los productos más populares y de mayor venta en cualquier establecimiento de suplementos y de salud natural. 

Pero el cardo mariano, que en su estado natural puede crecer hasta los 3,5 metros de altura, es también una "mala hierba" con niveles de micotoxinas altísimos. Las micotoxinas (T2) son sustancias venenosas producidas por hongos. Su ingestión puede causar daños severos, e incluso la muerte.

La parte beneficiosa de esta hierba es la semilla. A pesar de su amplia difusión como una "planta medicinal," muchos médicos, específicamente los oncólogos, se han mostrado escépticos de que esta hierba sirva verdemente para algo.

Pero a pesar de que todo lo que se conoce del cardo mariano es de reputación cuanto menos dudosa, se sigue reproduciendo en nuestras aceras, nuestros jardines, y parecieran casi inmunes a los insecticidas. De hecho, son tan nocivas que se consideran plantas con niveles invasivos Clase A, de alto calibre.

La industria de la medicina alternativa, por otra parte, ve, en el cultivo y la propaganda de esta hierba, una mina de oro, y no hay marca de vitaminas y suplementos que no tenga su propia fórmula de cardo para la depuración del hígado de toxinas.

Es decir, una de las plantas más tóxicas que existe, es a la que debemos "confiar" uno de nuestros órganos vitales más nobles de nuestro cuerpo...

Cómo explicamos eso...?

Un fenómeno similar al cultivo y a la propagación, si puede decirse, detrás del uso medicinal del cardo mariano, es lo que pareciera estar ocurriendo con la multiplicación masiva, viral--y virulenta-- del paleo conservadurismo, una de las vertientes del movimiento conservador, o de derechas, más radicales que existen actualmente.

El prefijo "paleo," del griego "palaiós," que significa viejo, antiguo, es una manera que, los que se identifican con esta vertiente ideológica, se separan de las otras corrientes conservadoras, alegando que ellos, los paleo conservadores, son, históricamente los más puros y los más tradicionalistas.

A lo largo de este análisis vamos a utilizar la abreviación "paleocon" para hacer fácil el entendimiento de este concepto tanto en política como en la reñida batalla cultural.

El movimiento paleo conservador tiene sus raíces en el siglo XVIII, en la época en que los Estados Unidos era una república recién nacida. En aquel entonces, los precursores del conservadurismo se hacían llamar "federales," doctrina liderizada por Alexander Hamilton, los que apoyaban que el gobierno tuviese un amplio y férreo control de la nación, versus los "anti-federalistas," entre los que destacaron primordialmente figuras como Thomas Jefferson, que argumentaban que demasiado poder en manos del Estado podía acabar siendo una tiranía.

Pero en realidad, los paleocons no tuvieron un lugar propio en la política Estadounidense hasta los años 40s,  cuando resurgen después de una larga ausencia, para oponerse a la política internacional de Franklin D Roosevelt.

¿En qué consiste esta filosofía ideológica?

Los paleo conservadores son, en primer lugar, profundamente nacionalistas. Con respecto a cualquier conflicto bélico, son aislacionistas, y defienden, por encima de todo, las tradiciones cristianas protestantes. En lo económico, los seguidores de esta corriente, suelen practicar un capitalismo proteccionista, lo cual, explican, es una manera en que el gobierno ha de proteger el libre mercado de las garras de las potencias extranjeras.

Otra de las características de los seguidores del movimiento paleo conservador es que son altamente "paternalistas," una terminología que rechaza el individualismo, en pro de una sociedad donde, de acuerdo a una jerarquía económica, se tenga la obligación de subvencionar a los más necesitados. 

Los paleo conservadores son tajantemente antisemitas, y se oponen a la existencia del Estado de Israel. En cualquier conflicto del Medio Oriente, como el que se vive actualmente desde la masacre del 7 de Octubre, se ve claramente que los paleocons se adhieren a la causa pro-Gaza.

Muchos paleocons son racistas, y se oponen ferozmente a la inmigración descontrolada--legal e ilegal. Son homófobos y se han manifestado en contra de los derechos a las minorías LGTBQ.

Estas tendencias se han disfrazado con la difusión de propagandas más populistas de las que hablaremos a continuación. Pero el paleo conservador de "pura cepa" se mantiene fiel a sus "mandamientos."

Una de las figuras, en la edad moderna que ha sido el vocero más conocido de este renacimiento de ideas paleo conservativas en las últimas décadas es Pat Buchanan.

Patrick Joseph Buchanan, nacido en 1938, merece, sin duda, su propio ensayo. Pero, brevemente, diremos que Buchanan es un político, periodista, editor y comentarista, que ha mantenido abiertamente su postura paleo conservadora por más de cinco décadas.

Desde 1985 a 1987, fue Director de Comunicaciones del gobierno de Ronald Reagan. En el año 2,000, con la llegada del milenio, de la "World Wide Web," pero previo a las redes sociales, Buchanan fue candidato presidencial del Partido Reformista (que aún existe) obteniendo más de 400,000 votos, lo cual lo puso en cuarto lugar.

Estas elecciones, recordarán, las ganó George Bush, tras una complicada y controversial decisión de la Corte Suprema de Florida.

Volviendo al tema de Israel, fue Pat Buchanan el que dijo que Capitol Hill en Washington, DC, era "territorio israelí" en suelo americano--y no precisamente como una virtud. 

Los paleocons han sido opositores a cualquier ayuda económica a Israel, confirmando así su desdén al pueblo judío y su posición como aislacionistas.

Con la llegada de Bush al poder, podríamos decir que comenzó una era en política tanto americana como fuera del territorio Estadounidense, conocida ampliamente como los neoconservadores. 

Frente a un resurgimiento tan agresivo de las políticas paleo conservadores, de lo cual hablaremos en unos instantes, los neoconservadores son los que se conocen con el nombre de conservadores "globalistas," que ocupaban una fracción importante del Partido Republicano previo a la llegada de Donald Trump a la política en el 2015.

Es relevante aclarar que los paleo conservadores son comúnmente asociados con el grupo llamado "Alt Right" o "derecha alternativa." Estos a su vez están profundamente identificados con los "neonazis."

Si bien no son lo mismo, para bien o para mal, los paleocons tienen denominadores comunes, y se sitúan en lo que conocemos popularmente como la "extrema derecha."

Personajes tan mediáticos, y en mi opinión, muy tóxicos, como el periodista Tucker Carlson, la diputada por el estado de Georgia, Marjorie Taylor Greene, la comentarista afroamericana Candace Owens, y los "podcasters" como Nicholas "Nick" Fuentes y Alex Jones, se consideran a si mismos paleo conservadores.

Un término que ustedes pueden haber oído de parte de las esferas progresistas para referirse a los paleo conservadores es "Cristianos Nacionalistas."

En mi caso personal, como mujer judía, me es imposible identificarme con esta corriente de la doctrina conservadora, por razones más que obvias. Sin embargo, coincido con ellos en la oposición al aborto, por ejemplo.

Y es que al igual que sucede con la analogía que he expuesto del cardo mariano, todos los que somos conservadores vamos a coincidir en mucho de lo que se quiere defender por parte de los conservadores tradicionalistas. Yo, entre otras cosas, igualmente coincido en lo nocivo que es el fantoche multimillonario del "cambio climático," o la Agenda 2030.

Muy lamentablemente, la filosofía--o ideología, si así prefieren--de los paleo conservadores tiene un alto nivel de veneno intelectual, que ha afectado a las mentes más débiles, y que como cualquier "mala hierba," ya se ha expandido por muchísimos países, en respuesta a las propuestas maquiavélicas del tan ponderado "Socialismo del Siglo XXI."

El movimiento paleo conservador ha hecho, en los últimos pocos años, una metamorfosis muy complicada. Los jóvenes de la Generación Z, en su infinita fragilidad e ignorancia, y en su perenne búsqueda de identidad y propósito, se han adherido a esta doctrina como lapas. 

El único conocimiento que tienen de los paleocons es lo que han, mayoritariamente, aprendido en redes, y esta difusión mal construida de las derechas extremas, han provocado que el conservadurismo, en líneas generales se diluya y se deforme.

De esta matriz han podido darse a conocer vertientes diferentes del movimiento conservador, entre las cuales es especialmente preocupante y contagiosa la del "populismo nacionalista," está representada en su máxima expresión por Trump, así como varios líderes como Javier Milei, en Argentina, y el recién nacido partido político español, "Se Acabó La Fiesta," liderizado por el seudo periodista Alvise Pérez, una hechura de la red social "Telegram" que revolucionó la opinión mediática obteniendo más de 800,000 votos en las elecciones al Parlamento Europeo, con derecho a tres diputados. Nada mal para un novato.

Lo preocupante del surgimiento--o incluso podríamos hablar de un renacimiento--de ideologías de extrema derecha, es que no son, per sé, EL problema. Son, sencillamente un síntoma más, una metástasis, si se quiere, de una sociedad profunda e indeseablemente decadente; de una juventud desubicada, mal preparada, abandonada, incluso; y sobre todo, de un capitalismo furibundo y mal practicado, donde se quiere hacer de cualquier partido político o cualquier filosofía o eslogan, un negocio redondo.

Creo yo, que dentro de la filosofía paleo conservadora, y aunque pueda ser un oxímoron, se puede ya hablar de un "neo-paleo conservadurismo," plagado de un populismo empalagoso.

El populismo, para mi, es la mismísima demagogia, que tanto ha devaluado a nuestra democracia, pero con esteroides.

El populismo, sin duda, ha sido el mayor fertilizante para esta "mala hierba," pero es, lo más rentable. Es lo más inflamable. Es lo más atractivo. Es el ingrediente vital para una fotosíntesis perfecta.

Otro gran problema de este movimiento, y esto es quizá lo más importante a recalcar, es el grado intelectual y moral de los personajes--o dicho sea de paso--avatares, que se han alzado como defensores del conservadurismo nacional tradicionalista.

La gran mayoría de estos activistas y políticos son creados por los mismos usuarios de las redes sociales, que han convertido cada intervención o cada sandez que dicen en "trending topics" con difusión máxima de arroba en arroba.

Es tal el hambre--y el estratosférico ego--de los neo paleo conservadores, que funden diferentes conceptos, sin prestarse a ver las incongruencias y las barrabasadas que dicen y que hacen.

Lo de ellos es hacerse escuchar, llamar la atención, ser controversiales y estar atentos a aquello que el guión "du jour" obliga a apoyar, aunque se tenga cero conocimiento de las claves o la esencia del guión en cuestión.

Donald Trump, expresidente de Estados Unidos, y actual candidato al Partido Republicano, ha sido, equivocadamente, llamado un paleo conservador. Los expertos en este tema, de hecho, lo sitúan más, y estoy de acuerdo, como un populista con trazos nacionalistas.

El problema es, que a partir de su irrupción--o erupción--en la esfera política y mediática, es cuando hemos visto proliferarse a tanta "mala hierba" de la que pareciera haberse formado una selva tóxica, de la que poco puede verse una salida (si es que la hay)

El haber hecho del movimiento paleo conservador una especie de "Lázaro" político, quizá fue, desde un principio, un grave error. Si bien es cierto, que había--y hay--que hacerle frente a la destrucción moral y económica provocada tanto por los socialistas y neo comunistas, como por los neoconservadores o globalistas, se descuidó por completo la ingeniería de este renacimiento.

Siendo los paleocons una idea nativa de la esfera angloamericana, quizá una posible moderación, reforma o reconstrucción del movimiento conservador per sé, nos tendría que remontar a las ideas, a mi modo de ver, impecables, de nuestros Padres Fundadores; un estudio responsable de la historia, y una madurez intelectual que también debería imperar en las redes sociales y los medios de comunicación.

Esta utopía, lamentablemente, podría ser imposible, o improbable, por muchísimo tiempo, dado que la maquinaria que ceba y nutre al populismo nacionalista, es incansable.

Esta situación nos deja a muchos conservadores convencidos, casi huérfanos. Y esto puede parecer desesperanzador.

Hay quienes, y esto es positivo, han denominado a Ron DeSantis, actual gobernador del estado de la Florida, y ex candidato presidencial, como una figura del paleo conservadurismo del siglo XXI. Y me atrevo a decir, de que a pesar de que sí es, como quien dice "mano dura" con las políticas sociales de la extrema izquierda, es quizá de los pocos tradicionalistas que no busca ser chocante, sino que busca traer soluciones firmes sin tanto aderezo populista.

Hay jovencitos, menores de edad incluso, que no pueden votar siquiera, que se consideran fans de los movimientos paleo conservadores, únicamente porque este les parece "cool," y quizá no entiendan nada de lo que dicen apoyar, pero han encontrado una manera de sentirse que son parte de una manada que los acepta y los incluye.

Dicho esto, creo yo, que lo menos relevante aquí, es cual es o no la ideología política favorita. Lo más urgente es el saneamiento moral e intelectual de una sociedad que pueda levantarse con valores judeo cristianos, por supuesto, pero que rechace a cualquiera de estos charlatanes que no tienen la menor idea--o sí--del daño que hacen. Un legado que puede costar carísimo a la civilización Occidental que conocemos hoy por hoy.

En su clásico "Juan de Mairena," publicado en 1936, el poeta y escritor Antonio Machado (1875-1939) escribió:

"Imaginad un mundo en el cual las piedras pudieran elegir su manera de caer y los hombres no pudieran enmendar, de ningún modo, su camino, obligados a circular sobre rieles. Sería la zona infernal que Dante habría destinado a los deterministas (deterministas se llamaban a sí mismos los que creyeron en una doctrina filosófica que sostiene que todo acontecimiento físico, incluso el pensamiento y las acciones humanas, están causalmente determinados por la irrompible cadena causa-consecuencia predestinando el estado actual de una persona o una circunstancia a que de esa misma manera en que vive hoy, continuará viviendo siempre) Políticamente, sin embargo, no habría problemas. En ese mundo todos los hombres serían liberales; y las piedras... seguirían siendo conservadoras."

Pero con mil respetos a Don Antonio, que en Gloria Esté, creo yo que una civilización equipada intelectual y espiritualmente para conversar hasta con las piedras, podría, sin miramientos, con contundencia, pero sin carecer de fundamento y compasión, decir, sí, este es vuestro justo lugar...

...Pero imaginen un destino donde puedan, piedra a piedra, construir un mundo nuevo, y edificar bondades como templos y reconstruir, incluso desde sus cenizas, una civilización (casi) perdida.

Monday, June 17, 2024

El Capitalismo: Sigue Vigente o Es Una Reliquia Decadente?


Actualmente, y desde el año 2013, los Países Bajos, celebran el 27 de Abril como "El Día del Rey." Esta fecha, claro está ha variado de monarca en monarca. El rey Guillermo Alejandro, nacido en 1967, celebra con gran pompa su cumpleaños y esta fecha está considerada una de las fiestas nacionales neerlandesas más esperadas y más antiguas de la historia de este país, hoy en día una Monarquía Parlamentaria.

Un libro que acaba de ser publicado llamado "Pioneros del Capitalismo," la obra más reciente del Profesor de Historia y Economía neerlandés Marteen Prak, nos narra una anécdota muy curiosa con motivo de las celebraciones pertinentes al mencionado "Día del Rey."

Según Prak, en muchas regiones de los Países Bajos, existe una muy simpática costumbre de hacer pequeñas ferias donde se preparan muchos vecinos para vender ropa usada, libros viejos, o cualquier otro tesoro familiar a precios muy módicos.

En estas ferias es muy común ver a toda la familia involucrada, e incluso a jóvenes, que aprovechan estas ventas para ganar dinero extra.

Nos dice el profesor Prak que no es casualidad que se siga cumpliendo una tradición tan antigua, y que dicha tradición tenga como gran atractivo la compra y venta de productos de uso diario. Esto, según el docente de la Universidad de Utrech, es una viva muestra que el comercio está intrínsecamente ligado a las tradiciones neerlandesas, considerada una de las primeras potencias europeas en el desarrollo de lo que hoy conocemos comúnmente como capitalismo. Su libro remonta este fenómeno a un período correspondiente a los años 1,000 y 1,800.

Con estas fechas como referencia, también podríamos hablar con justicia de los Templarios, que si bien sabemos fueron grandes guerreros y héroes en las Cruzadas, amasaron una fortuna considerable convirtiéndose, quizá, en los primeros banqueros de Occidente. Una historia que merece ser contada aparte.

Con dichos datos, nos podemos dar cuenta que las primeras teorías sobre el capitalismo tienen una antigüedad mucho mayor a la que podíamos haber imaginado. 

Se dice que el verdadero "Padre del Capitalismo" fue el catedrático en Economía escocés Adam Smith (1723-1790), que escribió su obra magna en 1776, titulada "La Riqueza de las Naciones." Coincide así, la publicación de estos manuscritos con el nacimiento de la República de los Estados Unidos, que ha sido hasta la fecha el mayor exponente del capitalismo de nuestra civilización. Así como también fue un período de gran bonanza conocido marcado por la "Revolución Industrial."

Pero empecemos por el principio...

Qué es el capitalismo?

De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el capitalismo: "se basa en los siguientes pilares: Propiedad privada, que permite a las personas poseer bienes tangibles, como tierras y viviendas, y activos intangibles, como acciones y bonos. Interés propio, por el cual las personas persiguen su propio bien, sin considerar las presiones sociopolíticas."

Esta definición es una simplificación de las teorías de Adams, mencionado anteriormente, y es también conocida como mercantilismo.

Pero con cuántas ganas se ha querido distorsionar y manipular este concepto. Incluso se considera un tema controversial y complejo que se ha querido vilificar, incluso. Tanto que hay quienes prefieren ampliamente la propagación del comunismo, donde las riquezas y los recursos de una nación se manejan enteramente por el Estado. 

Los Estados Unidos, con quienes todos estamos familiarizados, han hecho del capitalismo un modus vivendi que hasta hace muy poco era asociado con prosperidad, esfuerzo, meritocracia, éxito y avance.

El escritor e historiador Carl Degler (1921-2014) que se dedicó a analizar todos los hechos más relevantes en el desarrollo cultural y económico de Norteamérica, nos explica que a lo largo de sus casi dos siglos y medio de historia, el movimiento capitalista es una señal de una sociedad sana. Se asume que el que ha sido capaz de trabajar con ética y visión para crear una empresa o un consorcio que produzca ingresos y promueva el empleo, es, sin duda alguna, un modelo a seguir. Un pionero. Un buen ejemplo.

Hay quienes defienden esta misma posición desde un punto de vista religioso, alegando que Dios mismo es capitalista, pues El desea nuestro desarrollo personal y nuestra abundancia, ambos efectos secundarios de un capitalismo bien constituido, a partir, claro está de una vida espiritual muy presente y una ética moral. Es difícil no coincidir con esta reflexión.

Pero es más que obvio que toda la buena reputación que ha adquirido este sistema económico, ha sufrido un revés preocupante y vale la pena hacer un análisis del por qué.

Obviamente de este tema se pueden, como de tantos otros que llevamos a la palestra por este medio, escribir enciclopedias completas. Son esos temas con múltiples aristas, y que sin duda están muy influenciados por el medio en que vivimos y sobre todo, aunque esto sea, en mi opinión, lamentable, las ideologías políticas con las que se pueda uno identificar.

El capitalismo promueve el desarrollo de nuestra creatividad, la innovación y el progreso. Pero muchos lo culpan de crear desigualdad e incluso de las grandes depresiones y caídas de los mercados.

En estas últimas décadas se ha acusado a un mal uso del sistema capitalista, la práctica de la llamada "plutocracia."

La plutocracia, del griego "ploûtos" (riqueza) y "kratos" (poder) define un gobierno ejercido por los más ricos en cualquier nación desarrollada. Este grupo de personas, la gran mayoría empresarios e inversionistas en el mercado y en bienes raíces, se dedicarían a influenciar al Estado, al gobierno.

Hay quienes ya dan por hecho que la sociedad americana viene, desde hace varias décadas, ejerciendo este sistema económico, influenciando las tendencias y, como no puede ser de otra manera, manchando deliberadamente la democracia, que sería el régimen político que Estados Unidos dice defender a capa y espada.

Esto coincide con la narrativa que da por sentado que toda la fortuna del mundo entero está manejada por, aproximadamente, un 1% de la población. Este número se posiciona, hasta el 2023, en unas 626,000 personas.

Pero la desgraciada reputación que tienen estas teorías vienen de la mano con la mala propaganda que se teje alrededor de la acumulación de riquezas como sinónimo de avaricia, explotación, y abuso de poder.

La responsabilidad de la decadencia del capitalismo recae, en partes iguales, a todas las ideologías modernas, a una ignorancia casi plena de la historia, a una manipulación mediática aberrante y a unas generaciones que le han perdido todo gusto a la preparación académica y al esfuerzo laboral, en pro de perseguir carreritas alimentadas por la era digital.

Quizá lo que no pudieron imaginar ni remotamente los economistas que visualizaban un capitalismo sólido y responsable, es lo bajo que caería nuestra civilización ayudada por la llegada de nuevas tecnologías y una decadencia moral casi sin precedentes (aunque sabemos que la civilización occidental no es ajena a imperios venidos abajo)

Si adaptamos el concepto del mercantilismo a un negocio familiar, por ejemplo, seguramente, vemos todos los principios de este sistema económico funcionando como Dios manda. 

Ahora, demos un trágico ejemplo de lo que estaría pasando en muchas economías. Digamos que una familia de varias generaciones ha mantenido un negocio próspero de ganadería y agricultura. Hablamos de una realidad muy tangible en muchas regiones de España y los Países bajos, entre otras.

Hasta ahí todo muy bien...

Excepto que ahora hay entidades privadas cuyo negocio (tan extraordinariamente lucrativo como absurdo) es la venta de servicios denominados "sostenibles" que lo que hacen es cortar en pedazos la productividad agropecuaria de estas ganaderías para reemplazarlas con alternativas tan descabelladas como fábricas para la cría y consumo de insectos. O el uso de energías "limpias" que ya, afortunadamente, se han visto cómo fracasan frente a los ojos atónitos de los sinvergüenzas que las promueven.

De hecho ya circula por las redes información gráfica de los supuestos beneficios de la leche de cucaracha.

Luego, como ya hemos dicho, está la cuasi desaparición de nuestro ámbito laboral de la meritocracia, en pro de agendas inclusivas (muy bien monetizadas) donde los empleadores ya no deben atender a la experiencia y la competencia sino a las políticas que promuevan la igualdad y la inclusión.

Por ejemplo, en noticias muy recientes, la compañía aérea "United Airlines" se ha comprometido a contratar cuotas extras de pilotos profesionales que sean afroamericanos y también homosexuales. Es decir, las horas de vuelo, la preparación académica, etc., pasan a un bochornoso segundo plano.

En el mundo deportivo y en las esferas del entretenimiento musical, vemos, igualmente, una continua mala coordinación de un sistema capitalista. Cómo es posible que un cantante tan esperpéntico como Bad Bunny, de tan sólo 30 años, tenga una fortuna que dicen oscila entre los $50 u $88 millones de dólares. O una desequilibrada emocional como Jennifer López cuente con más de $400M de dólares.

El capitalismo, per se, no es en lo absoluto, el verdadero problema.

Una vez más tenemos que culpabilizar a una sociedad que se ha dejado llevar, en todos los aspectos posibles, emocional, económicamente, moralmente y creativamente a su más mínima expresión.

Poco se ha hecho en las escuelas, por dar un ejemplo concreto, en preparar al estudiante a crearse un presupuesto, a vivir de acuerdo a sus metas y sus posibilidades; a procrear ideas con las cuales establecerse una vez completada su formación académica, aunque esta sea básica.

La nefasta "Agenda 2030," a la que muchos osan seguir defendiendo, es profundamente capitalista. De eso que no quede duda alguna, por favor. Pero quienes se benefician son entidades privadas, claro está, con fines de lucrarse de ideologías absurdas. 

Una de las 17 propuestas de la "Agenda 2030" es la disminución de la población. La excusa es que nuestro planeta no está "equipado" para alimentar y mantener a billones de personas. Una estupidez que no tiene ni pies ni cabeza. Lo que sucede es que los recursos renovables--y no renovables--están en manos de incapaces, activistas y políticos insaciablemente corruptos.

El "wokismo," que incluye una exacerbación de la inclusión y la diversidad (que asumimos como existente desde hace 40 años) del colectivo LGTBQ está creando billones de dólares y/o euros basados en promover una preferencia sexual, lo cual, como se ha venido diciendo hasta la saciedad, no interesa a nadie.

Entonces, qué podríamos decir?

En cada una de estas propuestas tan negativas están presentes en mayor o menor grado todas las teorías que han definido al capitalismo aún en su edad de piedra, en su estado más primitivo.

El grave problema de esta degradación es que los que nos hemos vuelto objetivos--y de plano objetos--de este nuevo capitalismo del siglo XXI, somos los ciudadanos.

Una vez más queda en evidencia, que, en algún momento, gran parte de nuestra civilización, dió un mal paso. 

No digo yo que no se pueda debatir lo que supondría un capitalismo sano hoy por hoy, en comparación con lo que significó hasta el siglo pasado. Todo avanza y todo sigue una evolución.

Pero lo que vemos es un abismo, al que, Estados Unidos, claramente, y muchos otros países desarrollados, se acercan a pasos agigantados con síntomas preocupantes como una marcada inflación que afecta, principalmente a la clase obrera y la clase media.

La debacle económica de América del Sur es de otros niveles casi infrahumanos, pero ese es un tema aparte, que obedece a una realidad sociopolítica que los mismos ciudadanos parece que apoyan sin chistar.

No nos debe extrañar que muchos países, queriendo cambiar la dirección económica y cultural que los oprime, se hayan radicalizado políticamente, dando giros que sólo el tiempo dirá si cosecharán éxito o más frustración.

Lo primero que debemos reconocer es que el capitalismo bien aderezado y alineado con unos principios morales sólidos, no daría nunca un mal resultado. 

Si existe una plutocracia, como muchos han querido hacer ver que hay, tenemos que estudiar su origen y sus causas. Si queremos defender nuestro régimen democrático, tenemos que anclar en nuestra consciencia, que ambos, los privilegios y la responsabilidad civil recaen en nosotros.

Esto significa, vuelvo y repito, levantarnos de este subsuelo emocional en el que nos han querido definir y con que nos necesitan afligir, y tomar las riendas de nuestras instituciones, elegir líderes cabales y castigar con todo el peso de la ley a quienes infringen nuestros valores y se aprovechan de nuestra ignorancia (o como diría El Chapulín Colorado, de nuestra nobleza)

Yo mantengo que debemos seguir luchando por un capitalismo a nuestra altura. El comunismo ya está más que probado que sólo deja un recuento de daños irreparables y una miseria emocional de la que no se han recuperado muchos pueblos que lo han padecido.

Yanis Varoufakis, ex ministro de Economía de Grecia, de 63 años, ya ha sentenciado a muerte el capitalismo, y nos explica que el capitalismo de antaño ya ha sido reemplazado por un feudalismo de las potencias de Sillicon Valley, como se conocen a los amos de las compañías tecnológicas, encabezadas por las redes sociales.

Y puede que haya algo de cierto en ello. Como ya he dicho, no debemos renunciar a una regeneración o un renacimiento si se quiere decir, de un sistema capitalista.

Gandhi decía: "El capital no es un mal en sí mismo, el mal radica en su mal uso."

Y ese uso, ese propósito máximo no debe abandonar jamás el bienestar común y la exaltación de nuestros principios marcados por valores judeo-cristianos que, sin lugar a duda, garantizan el equilibrio, el desarrollo constante, y el éxito de quienes comprometen su vocación no sólo a engrandecer una cuenta bancaria, sino al patrimonio de toda la humanidad. 

Monday, June 3, 2024

Debemos Salvaguardar la Democracia de Una Civilización Desalmada?


Eréndira sólo tenía doce años cuando fue víctima de la desgracia. En un giro "Cenicientesco" su desalmada abuela la había prácticamente esclavizado, convirtiéndola en su criada y su enfermera. La abuela, vivía atrapada en su pasado y lloraba a cántaros escuchando canciones francesas, mientras obligaba a la niña a trabajar de sol a sol.

Eréndira ya se había acostumbrado a ser sonámbula, entre otros efectos secundarios, y su abuela, no veía en ello ningún problema. Lo cierto es que la nieta trabajaba hasta que caía exhausta y no era capaz de razonar ni de actuar con la normalidad de cualquier niña de su edad.

Una noche, Eréndira cayó rendida en su cama y se olvidó, como era ya su costumbre, de apagar las velas de la habitación, y un mistral del desierto, en su furia, sopló las llamas de las velas al punto que estas encendieron las cortinas y en poquísimo tiempo, devastaron y destruyeron la casa de la abuela.

Desesperada y llena de ira, la anciana hace inventario de las pérdidas y es aquí donde obliga a la niña a pagar con su cuerpo por todas las pertenencias que se consumieron en el incendio.

La palabra accidente no era una opción.

Así pues, el primer cliente de la menor es un hacendado local que paga por sus servicios 250 pesos. Es tal la fama y el morbo que despierta la niña, que rápidamente se convierte en una sensación y hombres de toda estirpe habida y por haber, desde sirvientes indígenas, hacendados y traficantes hacían colas interminables que no se sabía donde comenzaban, pero inevitablemente, terminaban en los aposentos de Eréndira.

No solamente las artes de la joven prostituta restituyen las pérdidas de la abuela, sino que multiplican su fortuna con creces, y la convierten en una poderosa meretriz.

Pero no pasa mucho tiempo para que Eréndira, completamente desquiciada, necesite comprar su libertad y utiliza a uno de sus amantes, el inocente y embrujado Ulises, para asesinar a su verdugo, y así poder desaparecer en la inmensidad del desierto sin dejar, en sus propias palabras, trazos de su desgracia.

Esta historia conocida como "Increíble y triste historia de la Cándida Eréndira y de su Abuela Desalmada," se nos presenta, por primera vez, en la obra magna de su autor, Gabriel García Márquez, "Cien Años de Soledad," en 1967.

Pero tal fue su popularidad que el escritor decidió crear para Eréndira su propio cuento, y posteriormente un guión para la cinta que lleva el nombre de "Eréndira" dirigida por el director brasileño Ruy Guerra, que actualmente tiene 92 años. El cuento fue publicado en 1972. La película, protagonizada por la gran Irene Pappas en el papel de la abuela, fue estrenada en 1983 con gran acojida.

¿Puede haber algo más lamentable y terrorífico que el trato que recibe una pobre niña huérfana en su pubertad?

No lo creo...

Escrito en la prosa exquisita y con elementos de realismo mágico, quizá esta tragedia nos pueda hacer tomar consciencia del trato que como ciudadanos, hoy en día, en pleno siglo XXI, hemos dado a nuestra democracia.

Francamente, no veo otra manera de describirlo...

En su concepto más minimalista y más auténtico, debemos, primeramente, trasladarnos a la época de Platón (427-347 AC) uno de los patriarcas de la filosofía griega, que definió la Democracia como una forma de gobierno "de los mejores" refiriéndose, claro está, a la ciudadanía.

La democracia es el sistema donde el poder político y la organización social recae en las manos del pueblo.

Los que hemos tenido la fortuna de levantarnos en naciones democráticas, hemos estudiado estos conceptos básicos desde nuestra infancia.

Como he dicho en análisis anteriores, mi generación ha sido una gran defensora de estos principios, y hemos sido ciudadanos activos en el proceso de intentar defender que la democracia mantenga su firmeza y su esencia y, sobre todo su alta moral y consciencia.

Pero, a lo largo de las últimas décadas, pareciera que como demócratas nos hemos convertido en absolutos sonámbulos, mientras, factores de poder, que ni entendemos y que no vimos venir, nos roban de a poco nuestra dignidad y nuestro derecho a decidir quién y cómo debemos ser liderizados--que no lidiados--que bestias no somos!

Pareciera que como civilización hemos sido sometidos a una lobotomía sin nuestro consentimiento, pero al que no hemos puesto resistencia.

El resultado es más que obvio, cuando pareciera que nos estamos diluyendo y debilitando a pasos agigantados. Y si bien podemos definir a la democracia como un gobierno del y para el pueblo, pues flaco favor hacemos a esta mentada estructura que algún día pensábamos ejemplar.

Existen básicamente dos tipos de democracia, la democracia directa y la democracia indirecta. Esta última, en mi opinión, ha contribuido tal vez a que no haya una participación más contundente y un manejo más ético de nuestra política y nuestras leyes ciudadanas.

La democracia representativa (también llamada democracia indirecta o gobierno representativo) es un tipo de democracia fundada en el principio de funcionarios electos que representan a un grupo de personas. Este término fue popularizado por Alexander Hamilton para referirise al sistema ellectoral de la recién nacida república de Norteamérica en el siglo XVIII.

La democracia directa se aplica cuando al ciudadano se le es permitido participar activamente en cualquier decisión política o gubernamental. Ponemos de ejemplo los referéndums, mecanismos consultivos, o, incluso, elecciones primarias.

Los padres fundadores de la república de Estados Unidos, a partir, de 1776, quisieron--y lograron--con un bajísimo, casi invisible, margen de error, construir un sistema democrático perfecto.

En Europa, actualmente, a pesar de que continúan existiendo monarquías constitucionales, se han levantado regímenes democráticos, y en América Latina, quizá es donde la democracia es, tristemente, una especie jurásica en extinción, en muchos casos, con la venia de un ciudadano complaciente y mediocre hasta los huesos.

Siendo "Eréndira" un cuento colombiano, me atrevo a decir, que en su genialidad, tal vez García Márquez, quiso comparar a su horripilante protagonista con la situación política del continente Latinoamericano, tal y como hace con su trágico y realista "Macondo." Pero esto sería otro tema.

Aunque se haga repetitivo, es importantísimo recalcar, que lo que hoy llamamos política, está al cien por ciento manejada como marioneta por intereses corporativos y por agendas muy bien estructuradas, pero sobre todo infinitamente remuneradas.

Esto no se puede enmarcar al siglo XXI exclusivamente. Las luchas por el poder existen, como se dice, "desde que el mundo es mundo."

Pero, si nos ponemos a ver, no hay un régimen que tenga mayor sentido que la democracia. Después de todo, es el ciudadano de a pie, la clase trabajadora, la que hace mayoría en cualquier país del mundo, a lo largo y ancho de los cinco continentes.

En Europa, ciertamente, como ya he dicho, sí que existen retazos de un pasado monárquico absolutista, e incluso de dictaduras, pero, cualquiera de estas élites socioeconómicas, y estos aristócratas nostálgicos, no  son, ni remotamente, el motor laboral o ideológico de ninguna nación consciente y pudiente.

Pero, al igual que la abuela desalmada, el poder, las ansias de poseerlo, como si este fuera un Dorado idílico, hace que, de una manera retorcida, se vea imprescindible alzarlo hasta la cima como un trofeo. El poder es todo. El poder, para las mentes más retorcidas es Dios.

Teniendo esto en cuenta, los que quieren tomar el control absoluto del poder aplican este vulgar dicho que nos afirma: "hay vivos porque hay bobos." Y en este juego de palabras se puede haber corrompido el verdadero corazón de la democracia.

A pesar de ser mayoría, y así sea la democracia, el gobierno del pueblo, pues no. Se acabó. Gobierna el que atrapa velozmente en su lazo al poder. Y ahorita, en estos momentos, y ya desde hace un tiempo, el poder, lo manejan los lobbies y las corporaciones.

Con estudios óptimos, e incluso, maquiavélicos de propaganda y mercadeo, estos amos del poder, crean las agendas que son las que serán aceptadas sin chistar por los políticos. Y así, los políticos, son, claro está, los que manejan el putrefacto sistema donde la mismísima democracia es utilizada, vejada y prostituida, delante de nuestros ojos.

Como ciudadanos hemos caído en lo más bajo. La democracia es una víctima perfecta de nuestra ignorancia, y quizá más aun de nuestra indiferencia máxima.

Nuestro sistema educativo, los medios de comunicación y, hoy por hoy, las altas tecnologías, son cómplices de la devaluación de la democracia. Sin embargo, para propagar y defender sus macabros planes ideológicos, lo primero que sale por sus altavoces, es, irónicamente, la palabra "democracia."

Otro contribuyente a la desaparición de una democracia cabal y sana, es la estupidez de querer encasillarlo todo dentro de parámetros denominados "de derechas" o "de izquierdas" con marcadas diferencias de tipo ideológico, por supuesto, pero ambas, y esto es importante recalcarlo, con una clara intención de obtener el poder a toda costa, y desde el gobierno, ejercer con mano dura, un control sobre cualquier acción ciudadana.

En estos momentos donde las agendas tantos progresistas como ultraderechistas parecieran habernos polarizado a un punto sin retorno, creo que cabe hacer una reflexión de qué es lo que nos está pasando paulatinamente como sociedad.

En una férrea crítica a los movimientos de ultraderecha y el neo-fascismo que se ha colado en Europa en los últimos pocos años, la Doctora en Ciencias políticas, Ruth Ferrero, profesora de la Universidad Complutense de Madrid dice así: "la política del miedo es el caldo perfecto, es la situación perfecta (...) para que esas fuerzas prendan en sociedades que se sienten indefensas, que no se sienten seguras, con la clase política clásica y consiguen llevar a una suerte de melancolía a la ciudadanía planteándoles que el pasado siempre fue mejor y que volverían tiempos en los que no había determinados derechos..."

Esto es un ejemplo extraordinario de un mecanismo de manipulación al ciudadano. Es precisamente lo que ocurre si el votante, el dueño y amo de su democracia, se deja vapulear por narrativas absurdas.

Así como esto aplica a la proliferación de campañas en pro de movimientos ultraderechistas, la izquierda más radicalizada, en EEUU, por ejemplo, tiene desde el 2020, una campaña muy bien monetizada para que a los ciudadanos se les compense con pensiones vitalicias de miles de dólares por el hecho de que muchos de sus ancestros fueron esclavos.

Este disparate está muy bien arropado por medios de comunicación y activistas Demócratas.

Por lo que se podría decir que la democracia ha estado siendo reemplazada por una especie de "topareltóncracia" que se traduciría, para nuestro análisis, en un gobierno en manos del pasado.

Esta ficción es simplemente uno de los tantos clientes lascivos que han hecho buen uso de los atributos de la democracia. 

Vuelvo y repito, hay innumerables excusas para arrebatarnos nuestro legítimo derecho a ser gobernados como Dios manda.

Para dejarlo quizá más claro, ya que debemos entender que vivimos en un régimen capitalista muy marcado (un tema que dejaremos para otro artículo) como pueblo soberano (supuestamente) los gobernantes--a todo nivel--son NUESTROS empleados. El sudor de nuestra frente, nuestra responsabilidad con nuestros semejantes y nuestro criterio son los que ponen o bajan de sus pedestales a los líderes políticos en cualquier institución.

Sin nosotros, ninguno de ellos, NINGUNO, incluyendo un presidente, es nada sin nosotros. 

Dicho esto, a ver para cuándo, dejamos de ser tan dóciles y nos preparamos para defender a la democracia que decimos que tenemos y que queremos.

Este titánico y magnánimo esfuerzo, como tantas cosas hoy en día, es una iniciativa que tenemos que tomar como individuos. Nuestro libre albedrío debería llamarnos al levantamiento sistemático en contra de cualquier elemento que quiera amenazarnos con agendas que son profundamente absolutistas y que quieren medir nuestra capacidad intelectual desde lo más bajo.

De hecho si hay algo que debemos aceptar para poder revertir a toda costa, las que a partir de la corrupción moral a la que han llevado a nuestra civilización, es que nos hemos vuelto piltrafas diciendo amén a cualquier consigna, eslogan o "hashtag" que nos va envenenando la mente, y por ende, nuestras acciones.

Nos hemos dejado hipnotizar por un diccionario de palabras y semánticas adornadas que nos han conducido a un matadero, casi se podría afirmar, sin salida posible.

Vuelvo y repito, si esto es lo que ha pasado con nosotros, el pueblo, y el pueblo es el amo de la democracia, por lógica, estamos llevando al abismo a este sistema político que se nos ha regalado como un tesoro.

Como ciudadanos debemos levantar en hombros a nuestra autoestima y abatir a los que nos han engañado. Nuestro voto en una urna es sagrado. Pero poco vale esto si vagamos el panorama político como verdaderas vacas sin cencerro.

Y al que viole y maltrate estos principios tendrá su urna particular: el olvido, y si cabe, el peso de la ley.

Hay algo que, creo, debemos tener muy presente. La democracia no nos ha fallado en nada. Nosotros le hemos fallado en todo, haciéndole pagar de la manera más cruel por nuestros propios errores como ciudadanos y como civilización.

Y así con tantos personajes narcisistas, despóticos, débiles, mesiánicos y mediocres, nuestra democracia, como la niña Eréndira, haría oídos sordos a su Ulises y a cualquier voz que la reclame y la defienda, y nos abandone para siempre.

Para terminar, creo que una de las mejores maneras que tenemos de tomar las riendas de nuestra democracia, si pensamos de corazón que la merecemos--y yo pienso que así es--la definió John F. Kennedy en su icónico discurso inaugural de 1961:

"Y entonces, mis compatriotas estadounidenses, no pregunten qué puede hacer su país por ustedes, pregunten qué pueden hacer ustedes por su país. Mis conciudadanos del mundo, no preguntéis qué hará Estados Unidos por vosotros, sino qué podemos hacer juntos por la libertad del hombre. Finalmente, ya sean ciudadanos de Estados Unidos o ciudadanos del mundo, pídannos aquí los mismos altos estándares de fuerza y ​​sacrificio que les pedimos a ustedes. Con una buena conciencia, nuestra única recompensa segura, siendo la historia el juez final de nuestros hechos, salgamos adelante a liderar la tierra que amamos, pidiendo Su bendición y Su ayuda, pero sabiendo que aquí en la tierra la obra de Dios debe ser verdaderamente nuestra".

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