Tuesday, May 28, 2024

El Universo de los "Fake News" y las Neo Cruzadas al Rescate de la Verdad


Los agujeros negros son, sin lugar a duda, uno de los conceptos de astronomía más fascinantes y enigmáticos que existen. Se estudian en profundidad tanto por la física como por la astronomía.

La Vía Láctea, nuestra galaxia, se dice que posee más o menos dos docenas de agujeros negros. Uno de ellos de la categoría de los “supermasivos” y la gran mayoría, denominados “estelares” de bastante menor masa.

El reconocido físico inglés Brian Cox, profesor de la Universidad de Manchester, nos explica que un agujero negro puede definirse como el subproducto de la destrucción de estrellas gigantes, conocido este fenómeno como "supernova."

La gigante roja "Betelgeuse" a unos 400 o 600 años luz de nuestro Sol, por ejemplo, siendo ésta la décima estrella más visible desde nuestro planeta, estará haciendo supernova en unos 100,000 años. Es una estrella bastante joven, con sólo 10M de años desde su formación.

La masa de "Betelgeuse" es de tal magnitud, con sus 1.2B de kilómetros de diámetro (700 veces el tamaño del Sol) que, muy probablemente, una vez que la estrella colapse, se convierta en un agujero negro.

¿Pero qué es en realidad un agujero negro?

Es una región en el espacio infinito con una gravedad tan poderosa que ni siquiera la luz, el objeto más rápido de todo el universo, puede escapar de él.

Detectar la presencia de un agujero negro es tarea complicada, dado que es, como su nombre lo indica, completamente oscuro, pero sí puede estudiarse por la actividad tan peculiar que éste genera a su alrededor, especialmente en la zona denominada "event horizon" (horizonte de sucesos) que bien podríamos comparar con una aspiradora de fuerza infinita, o un tornado con una fuerza 1000 en la escala de Fujita, o quizá mucho más.

El centro del agujero negro denominado "singularity" (singularidad) es donde se crea el mito de estos astros. Sabemos que son estrellas colapsadas a su mínima potencia, ¿pero qué hay dentro de ellos?

El concepto de que pudiese existir un cuerpo espacial con una gravedad que supere la velocidad de la luz se discutió por primera vez en el siglo XVIII, pero no fue hasta 1971 que se descubrió la existencia de los agujeros negros, y hace sólo cinco años que pudo fotografiarse un agujero negro, con la ayuda de 200 telescopios alrededor del mundo que se unieron para crear una imagen bastante contundente en un proyecto que se llamó precisamente "Event Horizon."

La mera existencia de los agujeros negros es la prueba fehaciente de que la teoría de la Relatividad de Albert Einstein es cierta. La luz puede ser afectada por la gravedad.

Si se pudiera plantear una hipótesis, y existiese un fenómeno aún más rápido que la velocidad de la luz...de qué podríamos estar hablando?

Para nuestro análisis de hoy, y con el permiso de los grandes físicos y la magia de la ciencia cuántica, podríamos definir que la velocidad de la información que recibimos a cada momento, cada día de nuestra existencia, necesitaría su propio medidor y rompería récords.

La tecnología en las últimas décadas ha puesto a nuestro alcance, y literalmente, en nuestras manos, todas las posibilidades de estar al tanto con los acontecimientos a nuestro alrededor. En cualquier continente. De cualquier temática. En un nanosegundo.

La invención de la "World Wide Web" a finales del siglo XX, y las redes sociales a comienzos del XXI, cambió por completo nuestra manera de obtener noticias, actualidad y hasta la opinión que nunca ni pedimos ni hubiésemos querido escuchar alguna vez.

Con el avance titánico de la inteligencia artificial (IA) no sabemos a ciencia cierta a dónde puede llevarnos la era informativa.

Una de las grandes interrogantes que tienen los agujeros negros, por ejemplo, es si son capaces de detener el tiempo. La respuesta es que sí, casi. Sí.

La respuesta a la pregunta de rigor que todos nos hacemos con respecto a sí podriamos navegar dentro de un agujero negro, es NO! No podríamos siquiera acercarnos sin ser devorados y destruidos y sólo quedaría polvo atómico con nuestro ADN navegando en su interior. 

Atención a esto que nos viene ver a medida que avance este análisis.

Para muchas personas este ensimismamiento total puede ser diagnosticado como una obsesión absoluta al querer obtener más y más información, al detalle, en vivo, y de parte de quién sea el origen o el recurso. El hambre de los usuarios de internet y de los creadores de contenido es insaciable. 

Y es que nuestro mundo, y nuestra civilización actual es, tanto literal como figurativamente, un "horizonte de sucesos."

Esta ansiedad constante de crear titulares y de acumular "clout" (influencia, influx) lleva tanto al informante como al receptor o al usuario, a un peligroso, distorsionado, y por demás arriesgado "rabbit hole."

Es muy importante tener este concepto muy bien clarificado para poder escapar (nunca mejor dicho) de su presencia tanto emocional como mentalmente.

La palabra "rabbit hole" es slang, un anglicismo, para definir lo que se conoce como un "pozo sin fondo."

Y lo primero que se pierde por esta especie de agujero negro es la verdad. La veracidad de los hechos. Los verdaderos protagonistas de los sucesos, y un largo y enérgico etcétera.

En nuestra sociedad, como está siendo conducida actualmente, la desinformación es absolutamente real. Pero lo que no se dice con suficiente claridad y con más asiduidad es que detrás de lo que llamamos comúnmente "fake news" hay un rimbombante negocio.

En estos últimos años, post pandemia COVID-19, se han hecho protagonistas las conocidas como "teorías conspirativas" y a estas pamplinas se les ha promovido a la categoría de "noticias."

¿Cómo podemos definir las teorías conspirativas?

Hagamos un pequeño inciso...

Muy afortunadamente para nuestro Sistema Solar, el agujero negro más próximo dentro de nuestra galaxia está en la constelación de Sagitario, aproximadamente a unos 1,600 años luz. Esto hace que ninguno de nuestros planetas se vea remotamente afectado.

Utilizando un popular concepto de la física cuántica, que estudia a estos cuerpos celestes, podríamos decir que las teorías conspirativas son un "universo paralelo" a nuestras fuentes informativas convencionales, y muy desafortunadamente, son los agujeros negros de nuestra era. Y están tan cerca de nosotros, que nos pueden conducir a una "singularidad" de la que no estamos saliendo ilesos.

La teoría conspirativa es un exquisito relato que combina la ciencia ficción con el amarillismo más absurdo que pueda crearse. Mezcla hechos históricos verídicos y probables con la existencia de seres extraterrestres, por poner sólo un ejemplo, y quienes se han empleado a la "ardua" tarea de propagarlos como pólvora, tienen un talento inigualable para la narración.

La palabra en inglés para muchas de estas teorías conspirativas es "hoax" lo que se podría traducir como bulos, los cuales hoy en día se venden al por mayor.

Ojo, el que se dedica a las teorías conspirativas, no ofrece ninguna prueba de lo que dice. 

Muy recientemente empezó a circular de boca de periodistas muy reconocidos, entre ellos el señor Tucker Carlson, que la llegada a la Luna en Julio de 1969, es un hecho totalmente prefabricado. Y hay quien ya jura por esta sandez.

Y esto es importante. En nuestra actual decadencia intelectual y moral, no es para nada casualidad que los creadores de estas fantasías adornadas con trozos de verdad, sean entidades multimillonarias que han encontrado una manera de hacerse mercenarios de las agendas que sabemos son las que nos gobiernan actualmente.

Tanto la proliferación de "fake news" o bulos a través de los infinitos medios digitales, y sobre todo, las redes sociales como X (antes Twitter) como la terrible popularidad de "conspiraciones" han polarizado el panorama informativo, hundiéndonos y colapsándonos a nuestro mínimo coeficiente intelectual y nuestro máximo grado de escepticismo y desconfianza, lo cual produce una zozobra espantosa.

De hecho el arquitecto y escritor Richard Saul Wurman definió en su bestseller "Ansiedad de Información" publicado en 1989, a este preciso fenómeno de la siguiente manera:

"La ansiedad por la información se produce por una brecha cada vez mayor entre lo que uno entiende y lo que cree que debería entender. Es un agujero negro entre los datos y el conocimiento, ocurre cuando la información no nos dice lo que queremos o necesitamos saber."

La labor de los comunicadores que no comulgan con ninguna de estas tendencias, y simplemente, siguen el norte de la verdad en su brújula, tienen, hoy por hoy, una tarea más que complicada--es prácticamente imposible.

Tanto el que crea un "fake news" como el que se alimenta de “conspiraciones” sirven a sus propios amos. Ninguno. Vuelvo y repito, ninguno, tiene como objetivo informar al público o hacer seguimiento a algún acontecimiento.

Como hemos dicho en varias ocasiones, la verdad en su más pura expresión, se ha convertido en el "Santo Grial" de la edad moderna de la comunicación. Pero la verdad es una entidad, por decirlo de alguna manera, sin fines de lucro. Y allí está el problema.

Si miento, como. Si digo la verdad, no llego a fin de mes. Y así también podríamos decir, que dependiendo de qué verdad se está deseando revelar, bueno, hay a quienes podría costarles la vida.

El negocio de la desinformación busca, por un lado, dar poder y entrada a grandes élites empresariales o agendas ideológicas, y, por otro lado, pretende crear una revolución de consciencia a partir de la pérdida de confianza en todo lo que hasta ahora habíamos aprendido.

Demos algunos ejemplos de actualidad...

Los amantes de las teorías conspirativas ya han dicho que el futuro de Kate Middleton, actual Princesa de Gales, es absolutamente trágico. El cáncer que ha confesado padecer ya es terminal. Su enfermedad es un sacrificio de los "lluminati" como parte de un ritual que habría ayudado al Rey Carlos III a mantener el poder. Kate, en caso, de sobrevivir, será reemplazada por Rose Hanbury, alegadamanete, la amante de William, heredero al trono, que ya ha pasado a ser dama de compañía de la Reina Camila.

Los proponentes de los "fake news" (que al caso es igual que una teoría conspirativa si nos ponemos a ver) se niegan a hablar de la posible gravedad del cáncer pancreático del monarca inglés, y utilizan la salud de la princesa para desviar la atención.

En ambos casos la verdad está diluida y no se sacan pruebas de ninguna de estas posibilidades. Mientras tanto, miles de cadenas tanto inglesas como extranjeras hacen caja con ambas corrientes, a ver cuál cala mejor en los oyentes y usuarios.

El comunicador se ha hecho no sólo una especie de Indiana Jones buscando la veracidad y la normalidad de los hechos, sino que se ha tenido que convertir en un sagaz protector de ello, lo cual los lleva, o, pudiera ser, nos lleva, ya que me considero parte de esta moción, a un camino estrecho de poco oxígeno y demasiadas interrogantes.

En este camino, para estudiar la verdad, debemos imitar el fenómeno de los agujeros negros, de desdoblar la luz para esclarecer los hechos y detener el tiempo para resolver los misterios detrás de las interminables nebulosas de conspiraciones y bulos.

Un comunicador con ética podría ser el único con la capacidad de nadar en medio de las "tinieblas" de estos intrínsecos pozos sin fondo.

Explico por qué...

En los años 70s, el catedrático de la física teórica, Stephen Hawking (1942-2018), descubrió, explicado de manera muy sencilla, que la materia de la que está compuesta un agujero negro, no es completamente estática. De hecho, aplicando ciertas leyes de mecánica cuántica, se puede deducir que los agujeros negros emiten radiación. Este fenómeno llevó a los científicos a deducir cosas importantísimas.

Una, el agujero negro, que sabemos que es una estrella colapsada moviéndose por el espacio que se comporta como un Pac Man celestial, puede, a su paso, devorar otros planetas, estrellas que se acerquen a sus límites y otros macro objetos.

Dos, estas víctimas al caer en la singularidad pueden hacer que el agujero negro crezca en tamaño.

Tres, el agujero negro no es de duración indefinida. Al emitir radiación, de a poco, se va desintegrando.

Cuarto, todo lo que este agujero negro ha "ocultado en su interior" será nuevamente esparcido por el espacio universal.

Con esto es fácil deducir que la realidad de estos objetos, aún en su mínima esencia atómica, podrán ser estudiados por los expertos en los próximos siglos. De hecho, podríamos desde ya, desde nuestra era, obtener "noticias" de la materia que ha sido liberada de su "prisión estelar" a partir de telescopios como el James Webb.

De hecho hay físicos que reconocen que la existencia humana podría ser el efecto secundario de la desaparición de algún agujero negro que dejó, entre otros "souvenirs" a la Vía Láctea.

Volviendo a mi analogía, los comunicadores capaces de disertar esta densa nube de desinformación, serán los que obtengan, y muy merecidamente, el monopolio no de la narrativa per sé, sino del respeto y el reconocimiento a su titánico esfuerzo.

Lamentablemente, los que manejan los hilos de los "fake news" ya han hecho su estudio de mercado y nos saben absolutamente vulnerables a cualquier imbecilidad que se publique en los medios y las redes. La gran mayoría de los ciudadanos emplea poco tiempo contrastando las noticias, y, por encima de todo, ata la información a su propia ideología política.

Por lo tanto, si alguien se define conservador, puede que ni se le ocurra escuchar a un medio progresista y viceversa.

Pero la verdad de los hechos, esa verdad "al desnudo" tal y como Dios la ha creado y definido, ha de ser la historia del futuro, la verdadera revolución en contra de este agujero negro de desestabilización que nos va llevando al colapso absoluto de nuestra extraordinaria civilización.

Por lo tanto, nos toca ser infinitamente pacientes. Tener un "ojo de águila" para atrapar a cualquier partícula volátil de enriquecimiento intelectual y espiritual. Desglosar toda terminología que pretenda confundirnos. Y bucear el cuasi infinito universo de la información para atrapar a la verdad como un ave rapaz.

Las nuevas generaciones podrían ser quienes estarían colapsando a gran escala, o podrían ser el umbral a los nuevos horizontes de sucesos.

Nuestra sociedad está a punto de hacer supernova, pero a diferencia de una estrella como "Betelgeuse" nuestra capacidad de revertir los hechos es más que posible. Es urgente.

Termino con una frase de George Orwell, autor de la novela "1984" (que bien estamos viendo puede definir el estado sicológico actual de nuestra humanidad) 

"Si la libertad significa algo, será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír."

He allí el "tubo de escape" de este agujero negro ideológico y propagandístico hacia un neo renacimiento y una redefinición de la cordura.

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