Tuesday, January 16, 2024

Mujeres Necias y el Precio que Pagan por un Pedazo del Paraíso

Ruslana Korshunova (1987-2008)

Ruslana Korshunova no era una supermodelo cualquiera. Tenía lo que podría decirse como "ángel." Sus ojos azules le brillaban cada vez que sonreía. Era alegre, talentosa y tenía una presencia incomparable en las pasarelas. Conocida por todos como la "Rapunzel Rusa," Ruslana llegó al modelaje por la puerta grande, o así al menos parecía, y una cabellera que rozaba sus muslos, rubia y encantadora.

Comenzó a los 15 años y ya al  poquísimo tiempo estaba en la portada de "Elle Francia" y era la imagen inconfundible del perfume "Nina" de la icónica diseñadora italiana Nina Ricci.

Rápidamente, la agenda de Ruslana se llenó de contratos para los desfiles más cotizados de la industria y, aprovechando un boom extraordinario de modelos eslavas (Ruslana era de origen ruso-Kazakhstani) se hizo un nombre que pensábamos estaría a las alturas casi inalcanzables de una Naomi Campbell.

Pero, muy desgraciadamente, la carrera de Ruslana se vio marcada por una profunda tristeza. Un inconformismo con todo lo que la rodeaba, un historial amoroso plagado de fracasos y Ruslana, en un acto de obvia desesperación, el 28 de Junio del 2008, decidió acabar con todo, incluyendo su propia vida.

Los sórdidos detalles de su suicidio han hecho sus rondas por las redes sociales a lo largo de estos 16 años, y se sabe que Ruslana saltó al vacío, tomando impulso como quien quiere alzar vuelo, aterrizando, lastimosamente en el pavimento a metros de su edificio de lujo.

La fascinación por lo que pudo haber pasado a la modelo, de solamente 20 años, no ha parado. Aunque no dejó líneas de despedida, sí dejó largos escritos donde expresaba su descontento con su vida y una desconexión con su propósito.

Ruslana, se decía, había sucumbido a los efectos secundarios de una extraña doctrina de una secta de élite donde podían haberla dañado mental y emocionalmente.

Pero en mi opinión, Ruslana fue víctima de una vida maleada por una industria que, cegada por su extraordinaria belleza, prometió a Ruslana un mundo de ensueños que fue, para la joven modelo, una espeluznante pesadilla.

Hace pocas semanas, sin embargo, saltó a la palestra que Ruslana, con apenas 18 años de edad había sido invitada un par de veces a la isla privada del magnate Jeffrey Epstein, donde alegadamente pudo haber sido víctima de los excesos y sucesos de los que ya es más que conocido el que fuera uno de los "it boys" más famosos del mundo.

Para mí, el trágico final de Ruslana, ahora cobra más sentido...

¿Pero hasta qué punto Ruslana y las innumerables jovencitas, varias de ellas menores de edad, son inocentes?

¿Qué hay detrás de estas narrativas que han sido tan trilladas en la opinión pública?

Es importantísimo darnos cuenta de que Jeffrey Epstein es tan solo la punta del iceberg...

Epstein murió en la cárcel en el 2019. La versión "oficial" fue que se ahorcó en un momento en que supuestamente los guardias que lo custodiaban no estaban haciendo su trabajo como debían. Pero no hay que ser un genio para darse cuenta de que la teoría de un aparente suicidio no tiene mucho sentido.

Algún día saldrá la verdad de cómo Epstein llegó a su final, y por lo poquísimo que ha salido a la luz, un suicidio como tal, no fue.

Como no hubo un juicio formal, todo de lo que a él se le acusa tiene un signo de interrogación. Pero es obvio que la evidencia que recientemente está siendo revelada lo ponen en el ojo del huracán, a él, y a su bienamada "meretriz," la aristócrata Guislaine Maxwell, que sí aguarda juicio en una cárcel de alta seguridad y que ha llegado a un acuerdo para contar mucho de lo que ya podíamos suponer como cierto.

Según los detalles del juicio, Maxwell, era quien se encargaba de contratar y convencer a las niñas de que acompañaran a señores muy ricos, a cambio de una larga lista de privilegios que incluían estadías en sitios exclusivos, pinturitas de labios de Dior, y otros regalos y promesas.

Papaúpas del mundo de las finanzas, príncipes y magnates de alta alcurnia, todos han sido invitados a pasarse vacaciones en Little St. James en las Islas Vírgenes.

Esta isla, hoy convertida en resort de ultralujo, fue adquirida por Epstein por la módica suma de $8M, en 1998. En el 2016, adquirió una isla vecina, pero esta no estuvo tan desarrollada como la original.

Epstein, un "darling" que se codeaba con la "Crème de la Crème" de Hollywood y Nueva York, tenía un peculiar avión privado, digamos que con un servicio de "aeromozas" muy peculiar. Sus aeromozas eran todas adolescentes que ofrecían un servicio inigualable a los socios de su empleador.

A buen entendedor, pocas palabras bastan.

Ni las chicas eran aeromozas como tal, ni los clientes estaban en clase turista.

Si hubiese habido un servicio de afiliación por acumulación de millas viajadas, el ex-presidente de Estados Unidos, Bill Clinton tendría el nivel Platino o Diamante. Clinton es el cliente más conocido, íntimo del fallecido, y acumuló incontables horas de vuelo en el jet de su amigo.

Este avión adquirió un nombre infame, "El Lolita Express," haciendo alusión a la novela de Vladimir Nabokov, y a la cantidad de niñas que actuaban como acompañantes de los poderosos pasajeros.

Adelantándonos en el tiempo, muchas de estas señoritas, hoy en día con casi 40 años, decidieron hacer caja con sus supuestas tragedias de abusos y tráfico sexual.

Guardando el respeto por quienes sí que pudieron haber sido engañadas y no salieron ilesas de estas aventuras caribeñas, me permito, con toda honestidad, ser bastante escéptica.

Sí hay un delito, sin duda, en el mero hecho de que estas mujeres, en el momento que formaban parte de la “nómina” de Epstein eran menores de edad. Hasta ahí lo creo.

Pero no debemos caer en la trampa de que estas señoritas no sabían lo que estaban haciendo.

Hay evidencia fotográfica del señor Clinton dejándose masajear por una muchacha que sonreía de oreja a oreja para la foto.

La supuesta víctima más conocida, el "poster child" de este escándalo, es Virginia Giuffre, famosa por su posado junto al Príncipe Andrés de Inglaterra, que la tiene cogidita por la cintura, frente a la atenta mirada de Ghislaine Maxwell, su patrona.

Allí yo no veo ningún signo de abuso ni de cohesión. Ninguno. 

Y, muy sinceramente, tenemos que permitirnos un poco este sarcasmo, porque hace ya mucho tiempo que nuestra sociedad está creando un movimiento impecablemente orquestado alrededor de la sexualización de niñas y adolescentes.

Hay varios caminos que llevan a Roma. Y "Roma" en el caso que nos concierne hoy es, simplemente, "la profesión más antigua del mundo."

Analicemos las muchas vertientes de este problema.

Hace ya varios años que se está popularizando la participación de niñas pequeñas en supuestos concursos de belleza. Las críticas están a la orden del día, y muy afortunadamente, se ha hecho una contundente crítica a las consecuencias sicológicas de las participantes de estos concursos infantiles donde, muy específicamente, las madres de las criaturas, empujan a sus pequeñas a participar por el premio mayor, sometiendo a las menores a tratamientos como botox, el uso de bronceadores artificiales y extensiones del cabello.

El férreo carácter competitivo de estos certámenes es un negocio hipermillonario que ha permitido a muchas mujeres lucrarse con la participación de sus propias hijas.

En Colombia, con mucha razón e indignación, se tuvo que cancelar un repugnante concurso infantil llamado "Miss Tanguita" que tenía a niñas de entre 5 y 11 años desfilando en minúsculos trajes de baño frente a una audiencia de hombres adultos, muchos de ellos en obvio estado de ebriedad.

Pero, como se ha dicho, en Colombia, las niñas, desde que tienen uso de razón se sienten enormemente identificadas con la vida de las modelos.

La cultura de las "prepago" es altamente popular. Llámense así las "novias" oficiales de muchos capos del narco, entre otras figuras de élite.

La conocida novela "Sin Tetas No Hay Paraíso" de Gustavo Bolívar, cuenta magistralmente los periplos de Catalina, una joven adolescente que se deslumbra con la vida glamurizada de las "prepago." Si bien logra su cometido, las consecuencias de sus acciones llevan a un inesperado y trágico final.

Otra tendencia que ha contribuido enormemente al auge del tráfico sexual de mujeres es lo que es conocido como "Yachting." En español puede traducirse como "Yatistas."

Las "yatistas" no son, que nos quede claro, atletas que compiten en regatas. No, señores. Son mujeres de profesión "modelo" o "influencer" que, a cambio, de la cartera "Birkin" de último modelo de la firma "Hermés" o, digamos, que entre $100 mil o $1M de dólares en cash, aceptan ser damas de compañía de caballeros del jet set o jeques cataríes, para los que estas sumas de dinero son una pequeña propina.

Las "yatistas" no son guías turísticas. Estas señoras están, incluso, bajo contrato, para complacer a sus empleadores en la intimidad.

Varias de las hermanitas Kardashian, e incluso Meghan Markle, la tan antipática Duquesa de Sussex, la mujer del Príncipe Harry, entre varias otras personalidades, se sabe han sido "yatistas" en su camino a la fama.

Para dar un último ejemplo, el controversial e inepto gobernador de California, Gavin Newsom acaba de aprobar una ley denominada "Safer Streets for All Act." Esta ley, traducida como "Calles Más Seguras Para Todos," permite que la prostitución no sea un delito por el solo hecho que las trabajadoras quieran ponerse en la palestra en pleno día.

En el distrito rojo de Los Angeles, por ejemplo, el Bulevar Figueroa, que consiste en aproximadamente 40 cuadras, se pueden ver mujeres, varias de ellas, adolescentes en paños menores, incluso en horas donde los niños salen de las escuelas.

El negocio de las señoritas de la noche, y ahora también del mediodía, han hecho que el tráfico sea infernal, pero si les preguntan a estas empleadas autónomas, pues están encantadas, porque la nueva ley permite que puedan llegar a ganar hasta $1,000 por día, y reciben, de paso, muchos regalitos y viajes de parte de sus clientes más cariñosos.

En una civilización donde a la gran mayoría de los jóvenes, hombres y mujeres, se les enseña a motivarse con un estilo de vida altamente sexualizado, donde se ha disminuido al trabajo y al esfuerzo como una despreciable necesidad, ¿qué se puede esperar?

No pongo en duda, que sí haya un grupo de mujeres jovencísimas, como el caso que hemos comentado de Ruslana Korshunova, donde sí pudo haber habido un aberrante daño sicológico por haberse dejado seducir por la promesa de una vida de lujos asiáticos. 

Pero no nos dejemos engañar y no veamos estas tragedias a través de lentes rosados.

Nuestra cultura y la nefasta educación que ofrecemos a los menores, está siendo aprovechada por grandes conglomerados que disfrutan de capitalizar con mentes manipulables y personajes endebles y vulnerables.

Muy tristemente, lo que nos dejan ver las mujeres que ahorita quieren recibir compensación por un supuesto lastre mental por sus escapadas de juventud, es, por un lado, lamentable, pero, por otro lado, es un monumental fraude.

La educación más básica de los niños se recibe en un hogar. La gran mayoría de las víctimas de Epstein venían de familias rotas, donde abundaba el uso de drogas, por poner un ejemplo.

Se sabe que una de las niñas que prestó sus servicios a los magnates quedó tan impresionada con uno de sus viajes a la isla del difunto mogul, que, para su siguiente escapada a las Islas Vírgenes se llevó a la mitad de las chicas de su salón de clase.

No nos engañemos con cantos de sirena.

El verdadero y condenable tráfico sexual es muy, pero muy difícil de parar, dado que quienes lo hacen posible son personas de mucha influencia.

Pero lo que para mí es la moraleja de esta situación, y lo que, indiscutiblemente, zanjaría esta tragedia, viene con la creación de una nueva consciencia y una urgente reestructuración de nuestros valores y nuestros principios.

Vivimos, en una sociedad con individuos que desde la infancia son educados para saber cuánto valen, y no me refiero, a su valor divino y espiritual, sino su valor monetario. Se les inculca que su único propósito es, literalmente, "hacer dinero." Y punto.

Las niñas están siendo bombardeadas por propaganda, donde su cuerpo es un instrumento para escalar posiciones en todos los ámbitos.

Los varones, por su parte, también se han hecho admiradores de esta cultura donde el sexo y la buena vida se les sirve, a través de las redes sociales, el cine y la música, en bandeja de plata.

El verdadero trabajo está en purgar nuestra cultura de basura. Es un trabajo que ha de ser incansable, empezando por un hogar involucrado, estable y responsable, cualidades que sabemos son cada vez más raras, ya que los padres, como hemos discutido anteriormente, son inmensamente egoístas y no desean comprometer en lo más mínimo sus carreras y su bienestar personal.

Para los que promueven y gustosamente se han hecho propensos a crear desgracias, y luego quieren tener firme un dedo acusador, los dejo con un fragmento del poema inmortal de Sor Juana Inés de La Cruz, "Hombres Necios," escrito en 1689:


"Hombres necios que acusáis

a la mujer sin razón,

sin ver que sois la ocasión

de lo mismo que culpáis:


si con ansia sin igual

solicitáis su desdén,

¿por qué queréis que obren bien

si las incitáis al mal?


Combatís su resistencia

y luego, con gravedad,

decís que fue liviandad

lo que hizo la diligencia..."


Y qué triste y vergonzoso para nosotras las mujeres, ver que estamos contribuyendo a un apocalipsis moral de nuestro mundo. Que ya no es valor tener en lo personal o lo profesional una deseada y necesaria conducta intachable.

Porque ahora muchas, demasiadas, mujeres caminan por los bulevares de la desvergüenza y el desacato, y luego con lágrimas de cocodrilo alargan su mano para que algún necio caiga en su trampa y le ponga un diamante, comprando al instante su integridad y su futuro.

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